Ocupó el cargo de prefecto de internos en varios colegios en donde estuvo, empleo que le cuadraba de forma admirable y en el que fue un verdadero educador. Manifestaba en este cargo una gran prudencia y un enorme respeto hacia los alumnos, incluso hacia los menos disciplinados. A todos ellos los trataba con amabilidad. Conseguía todo lo que deseaba de sus alumnos, empleando para ello la prudencia y la razón, pero teniendo siempre comprensión con ellos y ocultando atinadamente sus defectos humanos.
Podéis leer su biografía.
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