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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
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Fecha publicación: 
Dom, 02/15/2015
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Para la Jornada del Enfermo se nos propone este año un tema de cierta profundidad con un texto del libro de Job (29, 15): "Yo era ojos para el ciego, era pies para el cojo". Y se nos pide la "Sabiduría del corazón" porque, con un corazón nuevo, es posible otra manera de mirar las cosas, incluida la enfermedad y el dolor.

Necesitamos esta Sabiduría que nos hace mirar con profundidad y ejercitar el pensamiento crítico porque, demasiadas veces, vivimos a golpe de titulares de prensa o de una serie de acontecimientos que nos distraen claramente. El silencio casi ha desaparecido de nuestras vidas y tenemos que estar siempre conectados. Esta sabiduría del corazón, cálida, reposada, tal vez nos pueda dar miedo pero en realidad es la única capaz de otorgarnos estabilidad.

En este momento de la Iglesia, el Papa Francisco en la EvangeliiGaudium nos invita volver a Jesús y llegar a todos sin excepciones. Pero nos pregunta: "¿A quién se debería privilegiar? Cuando uno lee el Evangelio, se encuentra con una orientación contundente: no tanto a los amigos y vecinos ricos, sino sobre todo a los pobres y enfermos, a aquellos que suelen ser despreciados y olvidados, a aquellos que 'no tienen con qué recompensarte' (Lc 14,14). No deben quedar dudas ni cabe explicaciónalguna que debilite este mensaje tan claro"(EvG 48).

La sabiduría del corazón consiste en la recuperación de la mirada con actitud contemplativahacia la persona que sufre. Una mirada como la de Jesús, que nunca pasaba de largo ante quien estaba sufriendo. Debemos afinar la mirada para descubrir dónde están hoy los enfermos, como están siendo acompañados en nuestra sociedad y en la Iglesia.

En el Mensaje Pontificio de este año se nos dice: Sabiduría del corazón es servir al hermano estando con él. El tiempo que se pasa al lado del enfermo es un tiempo santo. Pedimos con fe viva al Espíritu Santo que nos otorgue la gracia de comprender el valor del acompañamiento silencioso, que nos lleve a dedicar tiempo a estas hermanas ya estos hermanos que, gracias a nuestra cercanía y nuestro afecto, se sienten más queridos y consolados. No olvidemos la dimensión de la gratuidad, del ocuparse, de hacerse cargo del otro. La caridad necesita tiempo. Tiempo para curar a los enfermos y tiempo para visitarlos. Tiempo para estar a su lado. La enfermedad y la experiencia del dolor pueden ser lugar privilegiado de la transmisión de la gracia y fuente para conseguir y reforzar la sabiduría del corazón.

Viviremos este 2015, también, con una atención especial a la vida religiosa. Por ello, deseamos agradecer la inmensa labor que tantos religiosos/as han hecho y hacen con los enfermos. Y animar y fortalecer la ilusión de nuestras comunidades religiosas para que continúen siendo motor de atención y respuesta esperanzada a tantos retos que se nos plantean cada día en el mundo de la salud.

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida