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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
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Fecha publicación: 
Dom, 09/28/2014
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De la misma manera que Dios le dijo a Francisco de Asís: "Reconstruye mi casa, ¿no ves cómo se ha deteriorado?", Y éste empezó a vivir de manera diferente y a reestructurar aquella pequeña capilla de San Damián, también nosotros ahora estamos llamados a mantener y dinamizar la Iglesia hecha de personas vivas. Y lo hacemos mediante un necesario discernimiento espiritual y pastoral que nos debe llevar a cada uno a asumir la propia responsabilidad adaptándonos a las nuevas circunstancias, sin miedo y con confianza. Abandonando el cómodo criterio pastoral del «siempre se ha hecho así» y siendo audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos. Lo importante es no caminar solos y contar siempre con los hermanos (Evangelii Gaudium 33).

Aunque sabemos que es Dios quien proyecta, decide y realiza el misterio de "la salvación" mediante el Cristo, esta realidad se continúa por la acción de personas concretas, llamadas a estar con él y enviadas a predicar (Mc 3). La iniciativa es siempre de Dios quien traza de diferentes maneras las líneas de nuestra vocación, pero todos los bautizados hemos sido objeto de una llamada como la que Jesús hizo a sus primeros colaboradores enviándolos a proclamar y promover el Reino de Dios: estamos llamados a seguirlo de cerca, libres de ataduras y de intereses, y generosos en el servicio, como corresponde a la condición "diaconal" de toda la Iglesia.

Cantamos muchas veces: "juntos como hermanos… vamos caminando", y lo hacemos con mucha gratitud porque cada una de las bendiciones que recibimos de Dios produce en nosotros una respuesta de gratitud y alabanza. Intentamos seguir las huellas de Jesús arraigados allí donde estamos, pero abiertos a todo el mundo y queriendo leer los acontecimientos desde la fe para ver el paso de Dios en nuestras vidas, a pesar de las inevitables crisis “que pueden ser el comienzo de una nueva vida” (Olegario González de Cardedal). Los organismos vivos crecen con crisis. El problema no son las crisis sino la lucidez intelectual para afrontarlas y el coraje moral para superarlas.

Necesitamos recuperar y agradecer el sentido de la unción bautismal: en la Biblia, todo el que recibe una unción es consagrado para una misión. El apóstol Pablo dice (a Timoteo y a Tito) que son llamados a ser hombres "de Dios", portadores de unos bienes que no les pertenecen, que no son suyos, y llamados también a vivir en la perspectiva de los que quieren entender el mundo y la historia desde el ángulo de Cristo Siervo. Por eso, repetimos una y otra vez: Señor, muéstrame tus caminos, guíame por tus sendas. Y, naturalmente, pediremos de corazón al dueño de la mies que mande obreros, porque la cosecha es abundante, pero los obreros pocos.

Es en este marco en el que, en la Iglesia de Lleida, queremos seguir reflexionando sobre la corresponsabilidad pastoral, más allá de las tareas concretas que deba realizar cada uno. Importa más lo que somos que lo que tenemos que hacer. 

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo, 

+ Joan Pirirs Frígola, Obispo de Lleida