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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
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Fecha publicación: 
Dom, 01/20/2013
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 En torno al 25 de enero conmemoración de la conversión del apóstol Pablolos cristianos concentramos nuestra atención de modo particular sobre la persistente división que nos acompaña, y que disminuye nuestra capacidad evangelizadora porque contrasta con la voluntad de Jesús. Cristianos de las diferentes confesiones nos reunimos a orar por la unidad y acompañamos esta oración con nuestra disponibilidad para trabajar según el proyecto de Dios, que quiere esta unidad de sus hijos e hijas.

La oración por la unidad de los cristianos nos va purificando de prejuicios y nos hace humildes para reconocer nuestros errores y disponernos a la reconciliación. Y rezar unidos el Padrenuestro expresa y alimenta nuestra fe porque Jesucristo está presente como prometió (cf Mt 18,20). Pero la pregunta que nos hacemos este año es ¿cómo presentarnos mejor ante Dios?" ¿con qué ofrenda que le guste de verdad?". (Cfr. Mi 6,6-8) Y la respuesta que reproduce el mismo profeta es: "Ya te han enseñado, hombre, lo que es bueno, y qué espera de ti el Señor: practica la justicia, ama la bondad, compórtate humildemente con tu Dios."

Es una llamada a la necesaria calidad espiritual y a las motivaciones evangélicas en relación a Dios y al prójimo. Una espiritualidad orientada a la trascendencia y al mismo tiempo encarnada en los acontecimientos de cada día y en la vida de las personas, sensible a sus gozos y esperanzas, a sus tristezas y angustias, sabiendo que debemos vivirlas en carne propia porque no hay nada verdaderamente humano que no encuentre eco en el corazón de un cristiano (cfr. Gaudium et Spes, 1). La fe en Jesucristo, vivo y presente en medio de nosotros, nos constituye en comunidad de hermanos. Es esto lo que anunciamos, celebramos y queremos vivir personal y comunitariamente.

En estos cincuenta años desde la convocatoria del Concilio Vaticano II se ha avanzado mucho, pero hay que seguir caminando, orando, dialogando, cooperando, convencidos de que la actual situación de división es inaceptable. Debemos mostrar con palabras y con obras la verdadera imagen de Dios revelada y encarnada en Jesucristo. Y la actual separación es un obstáculo para la acción evangelizadora.

En el mundo actual, con el escenario social y económico que tenemos, siguen resonando las palabras del profeta ("Practica la justicia, ama la bondad, compórtate humildemente con tu Dios"). La justicia, la bondad, la humildad siguen siendo una exigencia en nuestra sociedad socialmente desigual, culturalmente pluralista y religiosamente secular. Es urgente y necesario colaborar en la creación de un modelo más fraterno, contribuyendo a promover la cultura de la comunión más allá de las diferencias.

Esta es la ofrenda que espera el Señor, y la unidad de los cristianos es como un sacramento que hace visible esa comunión a la que está llamada toda la humanidad. Impliquémonos en construirla y sigamos pidiéndola al Buen Dios de todo corazón.

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida