Los católicos leemos con interés y provecho las orientaciones que escribe el papa Francisco para todos. A los pocos meses de iniciar su ministerio publicó una Carta Encíclica que tituló La luz de la fe (29. junio. 2013). A finales de ese mismo año dio a conocer la Exhortación Apostólica La alegría del Evangelio (24. nov. 2013) y hace unos meses nos ofreció otra Exhortación Apostólica, La alegría del amor (19. marzo. 2016), fruto de la reflexión del Sínodo ordinario y extraordinario celebrado en Roma en 2014 y 2015. Por supuesto que ha escrito otros muchos discursos y alocuciones y ha pronunciado numerosas homilías que no podemos enumerar. Me consta que muchos de vosotros ya habéis leído y estudiado los textos citados y os han servido para la reflexión y para la acción pastoral.
Por mi parte, como obispo vuestro, me siento impelido a invitar a todos los diocesanos a la lectura de esos documentos. Lo he hecho con anterioridad. Lo repito ahora para presentar en pocas líneas el último, La alegría del amor, que tantos comentarios ha suscitado en el interior de las comunidades cristianas. También ha tenido un eco particular en ambientes no católicos. Ya ocurrió lo mismo cuando el Papa, en la convocatoria del Sínodo de los Obispos, propuso como tema de reflexión el matrimonio cristiano y la familia. Porque de eso trata el mencionado documento ofreciendo luz y camino de reflexión para las familias. Las primeras líneas resumen con tino la motivación del escrito al afirmar “La alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia. Como han indicado los Padres sinodales, a pesar de las numerosas señales de crisis del matrimonio, ‘el deseo de familia permanece vivo, especialmente entre los jóvenes, y eso motiva a la Iglesia’. Como respuesta a ese anhelo ‘el anuncio cristiano relativo a la familia es verdaderamente una buena noticia’ “.
La exhortación tiene nueve capítulos. Reseño sólo los títulos para que os hagáis una rápida idea de su contenido. El capítulo primero, A la luz de la Palabra; el segundo, Realidad y desafíos de las familias; el tercero, La mirada puesta en Jesús. Vocación de la familia; el cuarto, El amor en el matrimonio; el quinto, Amor que se vuelve fecundo; el sexto, Algunas perspectivas pastorales; el séptimo, Fortalecer la educación de los hijos; el octavo, Acompañar, discernir e integrar la fragilidad; y el noveno, Espiritualidad matrimonial y familiar.
Es fácil reconocer que, con la enumeración anterior, se encuentran los aspectos esenciales de ese gran tema de la vida cristiana. La lectura del texto os ayudará a ampliar y fundamentar vuestra visión acerca del matrimonio y de la familia señalándoos su valor, su grandeza y su belleza. Apunta las enormes dificultades que a lo largo del camino se producen para construir una auténtica familia cristiana y pide un reconocimiento cada vez más alto y una defensa mayor de dicha institución. Nos implica a todos, a legisladores y políticos, a jueces y teólogos, a clérigos y sociólogos, a los padres y a los distintos miembros de la unidad familiar.
Termina con una oración a la Sagrada Familia en la que, entre otras cosas, dice “…que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado”.
+Salvador Giménez, obispo de Lleida.