Mn. Gerardo Soler, delegado del Área de Liturgia y Espiritualidad del Obispado de Lleida, dedica su sección semanal de Litúrgia Viva a hablarnos de la Oración de la Iglesia.

Podéis seguir el texto a continuación o en el documento adjunto.

DOMINGO V (B)

(Domingo de las curaciones)

2. La Oración de la Iglesia. (Liturgia de las Horas)

          Es muy importante que nos fijemos en la experiencia de oración de "los que comieron y bebieron con el Señor después de su resurrección" (He 10,41), que "acudían asiduamente a la enseñanza de los Apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones" (He 2,42). Ya que "lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos acerca de la Palabra de vida, os lo anunciamos" (1 Jn 1,1-3).

          Los discípulos de Jesús aprendieron del Maestro a orar como El: "Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: "Señor, no les tengas en cuenta este pecado" (He7,59-60).

a) En la Iglesia primitiva

          "Acudían asiduamente a las oraciones" (He 2,42), es una nota de la Iglesia surgida de Pentecostés. "Acudían al templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas..., alababan a Dios" (He 2,46-47); "Pedro y Juan subían al templo para la oración de la hora nona" (He 3,1); "Pedro subió al terrado, sobre la hora sexta, para hacer oración" (He 10,9); "Hacia la media noche Pablo y Silas estaban en oración cantando himnos a Dios; los presos escuchaban"(He 16,25); y la comunidad que también se reúne en oración vigiliar: "Consciente de su situación, marchó a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde se hallaban muchos reunidos en oración" (He 12,12).

          "Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos" (He 1,14). Es como el modelo, la imagen ideal de la comunidad cristiana: reunidos en comunidad, con María, en comunión con el Espíritu Santo. Y eso en la casa de María, la madre de Juan Marcos, de Jerusalén, también encontramos en Filipos, Corinto, Efeso, Roma, Colosas.         

Mn. Gerardo Soler

Liturgia de las Horas, 8-2-15