Tipus
Ayudando a vivir (Obispo Joan)
Autoria
Producció
Fecha publicación: 
Dom, 12/02/2012
Fitxer audio: 

Ojalá oigáis su voz 

Puede resonar lejana pero hay que estar en silencio, poner atención y seguir las señales. Además de los muchos ruidos que pueden confundir e impedirnos identificarla, están las naturales dificultades para escucharla.

Todos y cada uno de nosotros estamos llamados a cumplir un papel en la vida. A esto le llamamos vocación, llamada particular que Dios hace a cada persona para participar de una manera especial en su Proyecto y debemos observar las señales que nos da en la vida ordinaria. Puede venir acompañada de una cierta atracción sin saber por qué, es algo que nos gusta o nos apasiona, lo que quisiéramos "ser" y a lo que nos sentimos llamados. Quizá porque hemos conocido a alguien que era así, o se nos ha hablado del asunto, o porque lo hemos visto en un reportaje.

Hace algunos miles de años Dios, por medio del profeta Isaías, habló así a su Pueblo, a quien había llamado para Él: “Escucha, Israel, pueblo de Jacob, mi siervo, a quien yo he elegido, pueblo descendiente de mi amigo Abraham: Yo te saqué del confín de la tierra, te llamé desde el rincón más alejado y te dije: ‘Tú eres mi siervo.’ Yo te elegí y no te he rechazado. No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa. (Is 41,8-10).

Descubrir la propia vocación no es cosa de un día, es un proceso que lleva tiempo y que requiere perseverancia, abrir los ojos, los oídos y sobre todo el corazón para saber escuchar la voz de Dios. Sería bueno meditar la vocación de Samuel (1Sam 3,1-10) que termina con aquella conocida respuesta: "Habla, Señor, que tu siervo escucha".

Dios sigue llamándonos por nuestro nombre a colaborar con Él en la construcción de un mundo diferente: Samuel no sabía lo que Dios iba a pedirle, pero se entregó a Él y se dispuso a escucharlo. Tuvo la ayuda inestimable de Elías que le enseñó a vivir a la escucha. Ojalá encontremos nosotros mediaciones como la de Elías: en casa, en el colegio, en el trabajo, en la parroquia. Dios no se complace en cristianos que se conforman siendo simples espectadores en la vida o "yendo a Misa los domingos" y poco más. Dios nos llama a hacer mucho más por Él y por los hermanos en esta vida.

Durante este Año de la fe, podríamos hacer el propósito de escuchar la voz de Dios que nos puede hablar de muchas maneras. Debemos estar con el corazón atento. Expresémosle nuestra disposición a descubrir cuál es la vocación a la que nos está llamando, y pidámosle fuerzas para perseverar en la búsqueda y en la respuesta a lo que nos pida: "No me habéis elegido vosotros a mí; soy yo quien os he elegido a vosotros y os he confiado la misión de ir por todas partes y dar fruto, y un fruto que dure"(Jn 15,16).

La búsqueda de la vocación no siempre es fácil, porque no se muestra de una forma tangible. Hay que seguir buscando sin saber muy bien qué encontraremos, pero dispuestos a tomar decisiones.

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida