[31-12-24] El Vaticano tiene una larga historia. Desde 1277, con el papa Nicolás III, de la aristocrática familia italiana de los Orsini, el Vaticano siempre había sido habitado por los papas, a excepción de un período de sesenta y ocho años durante el siglo XIV, llamado "cautiverio babilónico" (1309-1377), en el que, siete papas consecutivos, con tristeza y resignación, residieron a regañadientes, alejados de Roma, en la ciudad francesa de Aviñón. Esto ocurrió debido a indebidas presiones que el rey de Francia, Felipe IV, el Hermoso (un implacable expoliador), ejerció sobre el vulnerable papa Clemente V. Estos papas fueron el citado Clemente V, Juan XXII, Benedicto XII, Clemente VI, Inocencio VI, Urbano V y Gregorio XI. Fue un tiempo áspero, muy difícil, de verdadero y doloroso cautiverio, lejos de casa. Urbano VI regresó a Roma en 1378.

Antes de este período francés, y hasta Nicolás III (1277-1280), los papas residieron en la basílica romana de San Juan de Letrán (San Giovanni in Laterano) que, siendo la sede primigenia y la catedral del Obispo de Roma, es decir, del Papa, sigue teniendo una gran relevancia histórica.

Durante siglos, el Papa fue algo así como el rey de Roma, hasta que en 1870 esta pasó a ser la capital de la Italia unificada (obra política de Giuseppe Garibaldi y Giuseppe Mazzini). Sin embargo, en el Pacto de Letrán de 1929 firmado por Benito Mussolini, presidente italiano, y el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Gasparri (en representación del papa Pío XI, Ratti), se permitió que el Papa tuviera un estado teocrático (divino, de Dios) independiente: el llamado "Stato della Città del Vaticano". Continuará.

 

Ximo Company, Delegación de Patrimonio Artístico

 

Foto: Bendición del Papa Pío XII, en 1956.