
[28-10-25] Santa Maria Maggiore, Santa María Mayor (III).
UN GRAN BALDAQUINO
Encargado por el papa Benedicto XIV, Lambertini (Sumo Pontífice entre 1740 y 1758), con motivo del gozoso Jubileo de 1750, el Baldaquino de Santa Maria Maggiore (una especie de templete que siempre se sitúa justo sobre el altar mayor de una iglesia) está sostenido por cuatro ricas columnas de pórfido (roca ígnea muy apreciada, de color rojizo), enroscadas de forma ascendente con unas suntuosas guirnaldas que exhiben un follaje de bronce. Es una magnífica obra realizada en 1750 por el ya mencionado arquitecto florentino, muy culto y exquisito, Ferdinando Fuga (1699-1782). El baldaquino está hecho con un lenguaje a medio camino entre el movimiento y dinamismo del estilo tardo-barroco y la sobriedad más típica y austera del gusto neoclásico. A sus pies, en la cripta, encontramos la actual Capilla del Pesebre (que comparte espacio con el Altar de la Confessio) con las reliquias del Santo Pesebre de Belén (del cual ya hablamos la semana pasada), traído aquí por orden del papa Sixto V, Peretti (papa entre 1585-1590), donde también está enterrado San Jerónimo, famoso doctor de la Iglesia que tradujo por primera vez la Biblia del griego y del hebreo al latín (la famosa versión conocida como la "Vulgata"). También aquí, según la tradición, hay un sarcófago de pórfido rojo que contiene los restos de Giovanni Patricio y su esposa, aquellos nobles romanos que no tenían herederos y que, en comunión con el entonces papa Liberio (s. IV), rogaron a Dios que les revelara cómo debían gastar sus riquezas: evidentemente debían hacerlo —y así lo hicieron— patrocinando la construcción de la Basílica de Santa Maria Maggiore.
UN BALDAQUINO DE USO PREFERENTE DEL SANTO PADRE
Cabe recordar que el altar mayor con baldaquino de Santa Maria Maggiore es de uso exclusivo del Sumo Pontífice y también de unos pocos sacerdotes elegidos por él, incluido el arcipreste. Es el mismo papa quien otorga el cargo de arcipreste (máxima autoridad) de la Basílica de Santa Maria Maggiore, normalmente a un arzobispo creado cardenal en el consistorio de cardenales (sacrum consistorium o «Sacro Colegio Cardenalicio» del Vaticano). Actualmente (2025), el cargo de arcipreste en Santa Maria Maggiore lo ostenta el cardenal polaco Stanisław Marian Ryłko (nacido el 4 de julio de 1945). Cada 5 de agosto, fiesta de la Virgen de las Nieves, mientras el arcipreste-cardenal oficia una misa solemne, tiene lugar una lluvia de pétalos blancos, que conmemora la milagrosa nevada del año 352 que dio origen al templo; los pétalos caen durante el canto del Gloria, sobre la zona del altar, desde una abertura del techo.
UNA SINGULAR ESCULTURA ORANTE DE PÍO IX, EL PAPA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Es una imponente talla en mármol, obra del escultor romano Ignazio Lacometti, realizada en 1865. El Sumo Pontífice aparece arrodillado, en el Altar de la Confesión (situado en la cripta), orando con el rosario en las manos, ante las reliquias de la Cuna del Niño Jesús.
AQUÍ TAMBIÉN REPOSAN LOS RESTOS MORTALES DE BERNINI
Efectivamente, aquí, bajo una austera losa bastante erosionada, de mármol blanco, situada a la derecha del altar mayor, está enterrado Gian Lorenzo Bernini, ese gran arquitecto y escultor de la historia del arte universal, a quien ya hemos ido mencionando en varias páginas precedentes. En su epitafio, escrito en letra humanista romana, se puede leer: “Gian Lorenzo Bernini, que dio honor a su época y al arte, descansa aquí. Murió a la edad de ochenta y dos años, benditamente”. Este modesto epitafio contrasta con la grandeza de las creaciones de Bernini. Refleja su humildad, así como la profunda fe religiosa que lo guió durante toda su vida.
UNA ESCULTURA DEL REY DE ESPAÑA, FELIPE IV
Precisamente fue Bernini quien dibujó y diseñó esta atractiva escultura de bronce del rey Felipe IV de España, con el cetro en la mano derecha, y que se encuentra en el pórtico de la fachada principal, en la parte derecha, obra que culminó con acierto el discípulo y seguidor romano de Bernini, Girolamo Lucenti, en 1692.
LOS REYES DE ESPAÑA SON PROTOCANÓNIGOS HONORARIOS DEL CAPÍTULO DE LA BASÍLICA DE SANTA MARIA MAGGIORE
Esto es así desde 1647, gracias a una constitución apostólica promovida por el papa Inocencio X, Pamphili, a cambio de una renta anual que los monarcas españoles conceden al Capítulo de la Basílica de Santa Maria Maggiore. En 1953 se renovó este privilegio mediante la bula Hispaniarum fidelitas. De hecho, en 2018 los reyes Juan Carlos y Sofía, de forma muy preferente, inauguraron la nueva iluminación de la basílica.
LA DISCRETA TUMBA DEL PAPA FRANCISCO
Todos saben que el papa Francisco, Bergoglio, murió el 21 de abril de 2025, y que fue enterrado el 26 de abril del mismo año. Su tumba, sencillísima, se encuentra en la nave lateral de Santa Maria Maggiore, entre la Capilla Paulina —donde se custodia el icono de la Salus Populi Romani—, tan querida por el papa Francisco, y la Capilla Sforza, cerca del altar lateral dedicado a San Francisco de Asís. Su lápida, sobria y muy discreta, es una simple losa de piedra caliza de Liguria (Pietra de Finale Ligure), de tonalidad blanquecina que se aproxima al tono del marfil. En su epitafio solo figura el nombre, FRANCISCUS, sobriamente grabado y elevado tan solo 12 centímetros sobre el nivel del suelo. En la pared frontal hay una reproducción aumentada de la cruz pectoral que solía llevar el papa Francisco. Las paredes, completamente desnudas, están enlucidas y pintadas en el mismo tono marfil, en armonía con el color de la lápida y del pavimento; todo es esencial y recogido. Se dice que el Sumo Pontífice decidió que sería enterrado en esta basílica en mayo de 2022, después de que la Virgen, la “madre” de Roma, la Salus Populi Romani, le hablara: “La Virgen —dijo el papa—, me ha pedido que prepare aquí mi tumba”. Ojalá, amigos peregrinos, seamos tan sobrios, humildes y obedientes como lo fue el papa Francisco.
Ximo Company. Delegación de Patrimonio Artístico
Foto: Santa Maria Maggiore, Roma, vista de su interior. En el centro vemos la escultura orante del papa Pío IX. Al fondo, en la parte inferior, se encuentra la cripta, donde está la Capilla del Pesebre (que comparte espacio con el Altar de la Confesión), con las reliquias del Santo Pesebre de Belén. Encima se halla el Baldaquino con sus columnas de pórfido, una roca ígnea muy apreciada, de color rojizo, y sus ricas guirnaldas de bronce dorado. En la parte superior vemos el artesonado de un bellísimo techo que se doró con el primer oro llegado de América, donado por los Reyes Católicos al papa valenciano Alejandro VI, Borja (c. 1500).
