[11-03-25] BUSCANDO LA VERDAD
 
 
LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD

La semana pasada vimos cómo los sabios, filósofos y eruditos de "La Escuela de Atenas" buscaban el bien y la verdad. ¿Qué verdad? Evidentemente, estos sabios se amparaban en la ciencia y buscaban demostraciones empíricas del comportamiento de los hechos físicos. Sin embargo, todos sabemos que la primigenia Escuela de Atenas (s. V a.C.) no pudo conocer a Jesucristo; no conoció la verdad de Jesucristo, la verdad de Dios. En cambio, ahora, en el siglo XVI, Rafael, el papa Julio II, della Rovere, o el humanista ferrarés Celio Calcagnini (principal mentor e inspirador de las pinturas de las "Estancias de Rafael") ya conocen a Jesucristo. La diferencia es abismal.

 

LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS

Ahora, pues, como afirma el insigne historiador del arte alemán Ludwig H. Heydenreich (1903-1978), los sabios de Atenas, que representan a los sabios de la Antigüedad clásica, y los sabios de la Época del Renacimiento, debaten sobre cómo encontrar la auténtica "Verdad", la cual, según todos estos próceres, se encuentra en la Plenitudo Temporum (Plenitud de los Tiempos), es decir, en la llegada del Mesías (Gl 4, 4), que es aquel quien, definitivamente, satisface, sanciona y purifica todas las fuentes y formas del saber de la historia y las conduce irrevocablemente al bien común —y salvífico— de toda la humanidad. Ahora se ha descubierto y se ha encontrado el vértice de la "Verdad" deseada por todos, plena y auténtica, liberadora, perdurable, eterna.

 

EL FECUNDO Y SIEMPRE NECESARIO DIÁLOGO ENTRE LA IGLESIA Y LA CIENCIA

Esto es un hecho único en la historia. Seguramente, por primera vez, la Iglesia y la Ciencia se sientan a dialogar; fides et ratio, fides et intellectus conviven y se enriquecen caminando unidas. Este fue un deseo sincero de los grandes humanistas europeos del siglo XVI, entre los cuales había papas (como Pío II, Piccolomini, por ejemplo) y muchas más personas de la Iglesia. Y por ello esta Iglesia se abrió, de corazón, a estos sabios y científicos del Renacimiento. En efecto, aquellos humanistas tenían una conciencia lúcida y bien definida del gran valor añadido que suponía creer en un Mesías muy humano y que, además, había vencido "lo imposible", es decir, había derrotado el muro de la muerte y el de la imperfección, instaurando así el mundo del Bien del Amor eterno. Según el sabio profesor italiano Eugenio Garin (1909-2004), en los corazones de aquellos humanistas resonaban con total claridad unas alentadoras palabras: "He resucitado, y ahora estoy para siempre contigo, con vosotros" (Sal 118; Mc 16, 1-7). Esto lo cambiaba todo; la esperanza de una humanidad cada día más perfecta no solo era posible, sino imparable, porque, como sabemos los cristianos, "el mundo (poco a poco) camina hacia su definitiva perfección" (Youcat, núm. 51).

 

PLATÓN Y ARISTÓTELES SIEMPRE CAMINARON EN BUSCA DE LA "VERDAD"

Por ello, el detalle que ahora os señalo es muy importante. Fijaos bien: la mirada y los pasos sólidos de Platón y Aristóteles (representados por Rafael en "La Escuela de Atenas", situada en el muro oeste de la Estancia) avanzan con firmeza y seguridad hacia la mencionada "Verdad". Una Verdad que está representada en el centro de la pared de enfrente, el muro este, donde vemos "La Disputa y la Verdad del Sacramento de la Eucaristía", situada en la misma estancia (la llamada "Estancia de la Signatura"), donde precisamente se encuentra la manifestación más sublime de esta "Verdad", es decir, la Eucaristía (presencia real de Dios entre los hombres y centro y cima de la mencionada Plenitudo Temporum). Es increíble comprobar cómo el papa y sus ayudantes llegaron a concebir todas estas sutilezas. Y cómo lo hicieron con tanta precisión y exactitud: la mirada y los pasos de Platón y Aristóteles se dirigen invariablemente hacia la "Verdad" más plena. Además, según Heydenreich, en Roma se había llegado ahora a la "época de los genios", es decir, a la plenitud de los grandes artistas de la Europa occidental. Y todos, buscando la Verdad.

 

MI VIDA SOLO PUEDE TENER SENTIDO SI BUSCO DE VERDAD EL "BIEN" Y LA "VERDAD"

Sí, aquellas personas (y aquellos artistas), al amparo de la "Verdad" que derivaba de la Plenitudo Temporum (la Plenitud de los Tiempos, la encarnación de Dios), buscaban el "Bien" para todos. Solo esta sincera búsqueda podía dar sentido a sus vidas. Un "Bien" y una "Verdad" edificados sobre la bondad, el respeto, el ecumenismo, la fraternidad, la justicia, la paz y una bellísima y fructífera Harmonia Mundi. Y esto, Rafael lo representó magistralmente. Si os fijáis, Platón (con su Timeo en las manos) está señalando al cielo y simboliza la vía más idealista del conocimiento, mientras que Aristóteles (con su Ética en las manos) señala la tierra, haciendo referencia a su realismo más inmanente y racional. Aquellos sabios estaban completamente seguros de que "Fe" y "Razón" no eran excluyentes ni estaban enfrentadas, sino que eran como dos alas hermanas con las que los humanos alcanzaban la plena posesión de esta anhelada "Verdad".

Muy queridos peregrinos, ¿estamos nosotros plenamente convencidos de todo lo que hemos ido diciendo? ¿Somos consecuentes?

Continuará la próxima semana.

 
 
 
Ximo Company. Delegación de Patrimonio Artístico.
 
 
 
Foto: Rafael, La Estancia de la Signatura, visión de conjunto 1509-1512. Aunque la fotografía distorsiona la visión, a la izquierda vemos a Platón y Aristóteles caminando con convicción hacia la "Verdad", el Santísimo Sacramento que se encuentra en la pared de enfrente. © Musei Vaticani.