
Por Esther Díaz, carmelita misionera.
El beat P. Francesc Palau, nacido en Aitona, testigo del misterio de Dios encarnado o, en su propia experiencia MISTERIO DE LA IGLESIA incrementa, hoy, su cercanía con el fin de celebrar el 7 de noviembre, su fiesta. Fue un hombre teologal, a través del conocido trípode: fe, esperanza y amor lo expresó. Vivió el amor desde el entramado de la fe que atisba el futuro con auténtico interés. Pues desea que ocurra lo que intuye. De modo que crece y se le ensancha la esperanza. En ciertas situaciones estalla tal plenitud, para devenir deslumbrante testimonio. Sin embargo, de modo habitual, esa fe es tan real como discreta. Lo vive por dentro como lo describe S. Pablo: carisma excelente. Si hablara lenguas,.. si entendiera todos los misterios, si poseyera abundante conocimiento…., pero me faltara el amor, nada soy.
Y describe la naturaleza del amor: paciente, no tiene envidia, se confunde con el servicio…se alegra con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no se extingue.
Ahora permanecen fe, esperanza y amor. Estas tres. Pero la mayor de ellas es el amor. Sí, Palau vive el amor tamizado por el triple colorido, con el que nos lo ofrece Juan de la Cruz: rojo - este amor, blanco - la fe y verde - la esperanza -. Preciosa capa para trascendernos y devenir de condición superior. No encontró, en el término del camino la finalidad de su proceso sino en el recorrido del mismo. Y lo fue por doble motivo: su propia condición y su imperativo vocacional.
Otra dimensión a considerar, en su trayecto, es la búsqueda. Busca Palau la mayor parte de su vida. En la madrugada: No conociéndote fui en pos de lo bueno, de lo bello: sacerdocio, vida religiosa… Y el claustro ensanchó mi corazón. Busca en el mediodía del mismo. Al buscar, sus valores se autentican e incrementan.
Busca sí, a la luz del día y cuando el horizonte pierde diafanidad y perspectiva. En la penumbra busca: Yo, aunque a oscuras te buscaba a ti. Y busca en noche cerrada y prolongada: A los 31 años empecé a morir viviendo…Situación que se prolongó hasta los 50. -¡Sin comentarios!-
En el camino permanece la oscuridad pues todo es misterio… Instantánea, fugaz, la luminosidad. Permanece la dialéctica presencia - ausencia: Cuándo me recibirás en tu seno!. Crece en él el sentido del éxtasis continuo y duradero. ….Abre tus brazos y acógeme en tu seno.
Por lo cual afirma contundente, que en este recorrido temporal nuestro, si no vivimos en clima teologal, no estamos en comunión, ni con Dios, ni con los demás. Lo vivió e intentó comunicarlo. Hoy a nosotras/os.
