Por Jordi Curcó, presidente de la Agrupació Ilerdenca de Pessebristes

 

"¿Que no está este año el señor de los dioramas?...", "¿Y el señor Emili, que nos explicaba tan bien las escenas bíblicas, no ha venido? No le hemos encontrado en su Sala...". Estas preguntas y otras de parecidas, nos las han hecho un buen número de personas que han acudido durante estas fiestas navideñas a la capilla del Peu del Romeu, para disfrutar de los pesebres y dioramas, que los pesebristas leridanos ofrecemos a la ciudadanía como nuestro más preciado regalo de Navidad a Lleida.

Nuestra respuesta, con dolor y pena, era informarles de que nuestro compañero Maestro Pesebrista Emili Tordera Preixens nos había dejado el 19 de diciembre a los 77 años, a punto de llegar a la Navidad y cuando hacía pocos días que habíamos abierto las puertas de la Casa dels Pessebres, donde en la primera planta  tenemos el conjunto de 44 dioramas bíblicos y que por primera vez lo habíamos hecho sin él.

Y no exageraba la gente que preguntaba por Emili. Él, con su bondad y pasión por el pesebrismo, acompañaba a todo el mundo que acudía a ver sus dioramas y no les dejaba ir sin que atendiesen sus cuidadosas explicaciones. Emili les contaba lo que representaba cada una de las escenas, de todos y cada uno de los dioramas, para la cual cosa había leído i releído los textos bíblicos. Yo mismo, en más de una ocasión, le había comentado con cariño que además de los cuatro evangelios, en la Agrupació de Pessebristes teníamos otra versión, la quinta, que no era otra que el Evangelio según Emili Tordera, un Evangelio con imágenes único e irrepetible. Además, en su relato incluía las anécdotas personales sobre cada uno de los dioramas y los detalles que solamente él conocía y podía explicar.

La pasión por el pesebrismo le había llegado a Emili de muy jovencito, cuando sólo tenía 9 años. Ya más tarde se iniciaría en este arte popular confeccionando sus propios dioramas, que iba presentando a los Concursos de Pesebres de nuestra Agrupació, donde año tras año el Jurat le iba galardonando, obteniendo primeros premios, a la vez que se iba perfeccionando como artista del pesebre.  Así fue como de utilizar la escayola en la confección de sus dioramas, terminó utilizando el llamado polipropileno estructurado: “Se trabaja mucho mejor”, decía él. Al mismo tiempo, y como técnico en electrónica, se empeñó en el perfeccionamento lumínico de sus trabajos, llegando casi a la buscada perfección.

Fue a partir del año 2003 cuando Emili se planteó la confección de un conjunto de dioramas que fuesen más allá de las escenas navideñas tan recurrentes del Nacimiento e infancia de Jesús. Pretenía explicar todo el relato bíblico de la vida de Jesús con la técnica del diorama, incluyendo las principales escenas de la vida pública, la pasión, muerte y concluir incluso con la Resurrección.

En Navidad de 2016, la Sala de Dioramas del Peu del Romeu ya acogía 33 escenas bíblicas. Los últimos dioramas los había teminado hace poco tiempo. Concretamente, el de la Corona de Espinas y el del Lavatorio de Pies de la Última Cena. Su esposa, Martha Pérez, que también se había sumado con entusiasmo y dedicación a la afición de su esposo, era también la autora del diorama de las Bodas de Canà y el de Jesús con el Centurión. Los dos se habián conjurado en continuar trabajando en la construcción de otros once dioramas más, con la finalidad de completar las 44 escenas bíblicas que debía tener todo el conjunto. Y así ha sido, aunque Emili ha dejado inacabado un nuevo diorama, el que habriá sido el número 45, dedicado a la escena de las Tentaciones de Jesús.

Martha primero, en 2017, y ahora Emili nos han dejado, però en el Peu del Romeu, en la Casa de los Pesebres de Lleida, permanecerá para siempre como legado su incomparable obra pesebrista, que no tiene precio, aunque sea para nosotros, los pesebristas. En este sentido querría sumarme a las palabras escritas por Miquel Àngel Soriano-Montagut, arquitecto y pesebrista, al recordar y a la vez reivindicar a Emili Tordera, diciendo de él: “Ha sido, además de una buena persona, un artista no plenamente reconocido, por esta miopía e injusticia cultural de considerar el pesebrismo y los dioramas como un arte menor. No hay artes menores, solament hay arte, unos són del poder y otros del pueblo y de sus sentimentos, en este caso, el religioso”.

En la Sala de dioramas, Emili tenía un libro de dedicatorias, que nosoltros queremos mantener, donde los visitantes escriben sus impresiones y que a él le satisfacía. He querido terminar este artículo sobre nuestro Maestro Pesebrista traspasado y que tanto hem echado de menos estos días, con una de las últimas dedicatorias que le han escrito:  “Muy buen trabajo Sr. Tordera. Su obra perdurará siempre en este que es su hogar, el Peu del Romeu. Cada Navidad le echaremos de menos”.