Per Jordi Curcó

 

La ciudad de Alicante ha restaurado la placa de cerámica ubicada en la fachada de la casa de la calle Viriato N. 1, en pleno Centro Histórico de la capital levantina, que deja constancia de que en aquel lugar el 19 de abril de 1914, hace 109 años, nació el beato leridano Francesc Castelló Aleu. La placa conmemorativa de su nacimiento, fue colocada por el ayuntamiento de Alicante y la Junta Mayor de Semana Santa, el 21 de septiembre de 2002. Hacía poco más de un año y medio que el Papa Juan Pablo II le había beatificado en Roma (11 de marzo de 2001) y se quería dejar constancia del su cuna alcantina.

La placa estaba muy deteriorada y requería una urgente restauración, que ha sido promovida por el archipreste de la próxima basílica de Santa María, Manuel Martínez, donde fue bautizado el beato. Ya el pasado mes de septiembre, con motivo de su fiesta, la Cofradía de la Soledad de Alicante, que tiene su sede canónica en esta basílica, organizó una exposición para dar a conocer la figura de Francesc Castelló a los alicantinos.

En la cabecera de la placa se lee: “A los de Alicante, a todos mi afecto”. La frase está extraída del último párrafo de una de las tres conocidas cartas de despedida que el beato escribió en la cárcel momentos antes de ser conducido al martirio. En una de ellas, dirigida a sus hermanas Teresina y Maria, se despide también de los de Alicante. El texto completo de la placa, redactado en castellano, dice lo siguiente: "En esta casa nació el 19 de abril de 1914, el Beato Francisco Castelló Aleu, hijo de José Castelló Salué y Teresa Aleu Andreu, bautizado en la iglesia de Santa Maria, el 1 de mayo de 1914. Murió en Lleida el dia 29 de septiembre de 1936. Elevado a los altares por S.S. Juan Pablo II, el dia 11 de marzo de 2001".

Así, la placa hace memoria de que a pesar de su leridanidad, Francesc Castelló nació en el popular barrio del Rabal Roig d’Alacant. En esta ciutat levantina, fue a vivir desde Lleida la familia Castelló por motivos laborales del padre, oficial electricista, para trabajar en la implantación de la red eléctrica de la ciudad.

La permanencia de la familia Castelló en Alicante no iba a durar demasiado. No habían pasado ni tres meses del nacimiento de Francesc, que moría el padre como consecuencia de una congestión pulmonar, habiendo sido enterrado en el Cementerio alicantino. La madre se vió obligada a finales de julio a regresar con sus tres hijos a Lleida, donde tenían casa y familia.

En la capital de la Terra Ferma terminaría Teresa Aleu sus estudios de Magisterio, para poder concurrir a oposiciones y ejercer de maestra. Su primer destino fue el pueblo de Vilamós en el  Valle de Arán, paar trasladarse después a Serra d’Almos (Tarragona) y, finalmente en 1922, a Juneda (Les Garrigues), donde Francesc hizo la Primera Comunión el 4 de mayo de 1924 y donde moriría su madre el 23 de marzo de 1929.

Francesc era el tercero de tres hermanos. Teresa, la hermana mayor hasta su muerte en octubre de 2012, vivió en la calle Ciutat de Fraga de Lleida, y la segunda, Maria, munrió en Zaragoza, donde residía, el 31 de diciembre de 2014 a la edad de 102 años. Las dos vivieron en primera persona la muerte martirial del su hermano Francesc y han sido las que han conservado a lo largo de los años su memoria, la más íntima y familiar, de la que forma parte su estancia casi circunstancial en Alicante, pero que dejó fuerte huella en toda la familia.

En Lleida, el Beato Francesc hizo el bachillerato en el colegio de los hermanos Maristas y posteriormente fue al Institut Químic de Sarrià para formarse como químico, obteniendo en febrero de 1934, con 19 años, el grado de Licenciado. Con el título de Químico en la mano regresó a Lleida, donde encontró trabajo en la casa “Abonos Químicos Cros S.A.”, hoy desaparecida, pero en aquel entonces una de las factorías más importantes y enraizadas en la ciudad.

Castelló compaginó el trabajo profesional con la actividad apostólica, que ya había iniciado durante su etapa de estudiante en Barcelona. En Lleida destacó por su militancia en la Federació de Joves Cristians de Catalunya. El 1 de julio de 1936 se incorporó al ejército en la guarnición de Lleida como soldado de complemento y al estallar la Guerra Civil fue detenido por sus convicciones religiosas y encarcelado. El 29 de septiembre fue extraído de la cárcel y llevado ante el Tribunal Popular en el Palau de la Paeria, donde fue juzgado y condenado a muerte, siendo ejecutado en el Cementirio de Lleida el 29 de septiembre de 1936. Tenía solamente 22 años.

Lleida guarda memoria de su vida y muerte martirial, mientras que Alicante recuerda su nacimiento en una placa a modo de memorial que luce, ahora restaurada, en la fachada de su casa natal.