Familiares, amigos, compañeros de curso, presbíteros y feligreses de la Unidad Pastoral Virgen María de Carme - San Juan, comunidad inmigrante, y otras muchas personas hasta llenar la iglesia del Carme, se dieron cita el día 1 de noviembre para acompañar Mn. Joan Ramon Ezquerra en su acción de gracias a Dios por sus 60 años de sacerdocio.

 

La fiesta ha empezado a las ocho de la tarde con una eucaristía presidida por el obispo Salvador y concelebrada por Mn. Ezquerra y otros curas. El Sr. Obispo en su reflexión sobre la fiesta de Todos los Santos, que data del siglo IV, ha dicho que es un día para dar gracias a Dios por tantas personas que durante su vida siguieron a Jesús y ahora, junto a Dios Pare, hacen de intercesores en la Iglesia. Ha añadido que aquello que en las bienaventuranzas parece ser una contradicción: que los pobres, los afligidos, los que lloran, etc. puedan ser santos, se entiende porque todos ellos han confiado en Dios a pesar de las contrariedades que han soportado. También ha comentado la fiesta de cumpleaños de Mn. Ezquerra: 60 años de servicio a Dios y a la Iglesia ya sea desde las diversas parroquias que ha servido como en el ámbito diocesano ocupando cargos de responsabilidad. Una vida queriendo vivir las bienaventuranzas y animando a otros a hacerlo. Le ha deseado más años de felicidad y fidelidad para ayudar a todo el mundo a acercarse a Dios. Y ha aprovechado la ocasión para animar a rogar por las vocaciones sacerdotales.

 

Acabada la Eucaristía Mn. Ezquerra ha tomado la palabra para manifestar su agradecimiento a Dios por la vocación al sacerdocio. Sin querer hacer un listado detallado, emocionado, ha mencionado sus familiares, los compañeros de curso Mn. Gros y Mn. Boix, a los que conoció ahora hace 72 años, los feligreses de la parroquia, los niños de catequesis, etc. y ha tenido un recuerdo especial a la memoria de Mn. Joan Mora con quién compartió servicio de parroquia durante 40 años y de quien ha destacado su solidaridad hacia los más pobres y disponibilidad para hacer cualquier servicio que se lo pidiera. Sus palabras han acabado con un fortísimo aplauso de los presentes.

 

Después, en el mismo templo, diferentes colectivos le han dirigido palabras de felicitación y librado algunos obsequios para el recuerdo. En primer lugar un cuadro con la bendición apostólica del Papa Francisco; una fotografía de los padres y hermanos; otro cuadro con las palabras que publicó en la revista "Esperanza" con motivo de su ordenación sacerdotal y que hoy acontecen proféticas porque se ha mantenido en la misma línea.

 

Ha recibido también la felicitación de las hermanas Carmelitas de la Caparrella, de quién fue confesor durante un tiempo; de la comunidad inmigrante, y otros colectivos, pero tal vez el más emotivo ha sido una representación por parte de los niños, sobre su vida, especialmente el momento en que, por carencia de curas después de la guerra, fue bautizado por su misma madre. Igualmente ha estado emotivo el momento en el cual su hermano, Enric, ha recitado una poesía creada para la ocasión, convertida en plegaria. Todos juntos le han deseado que, por muchos años, continúe derramando su amor a Jesucristo y sirviendo la Iglesia con entusiasmo.