
|06-11-25| La Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal Española (CEE), de la que es miembro el obispo emérito de Lleida Salvador Giménez, y la Comisión Episcopal de Cultura, Bienes Culturales y Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP) han publicado el documento final del encuentro de este año 2025. El Encuentro ibérico de las Comisiones Episcopales para las Comunicaciones Sociales ha tenido lugar en Funchal (Madeira), del 3 al 5 de noviembre, este año sobre el lenguaje en la comunicación eclesial.
El encuentro combinó momentos de culturales y de formación, poniendo en común los proyectos en curso en cada uno de los países, compartiendo retos y desafíos de la tarea diaria. Participaron los obispos de la comisión española, Mons. José Manuel Lorca, Mons. Salvador Giménez Valls, Mons. Sebastián Taltavull y Mons. Cristóbal Déniz, acompañados por el secretario técnico, José Gabriel Vera, y por Cristina Sánchez, directora de Alfa y Omega.
Texto íntegro del Encuentro ibérico 2025
Los obispos de las Comisiones para las Comunicaciones sociales de las Conferencias episcopales de Portugal y España, reunidos en Funchal (Madeira) del 3 al 5 de noviembre han considerado y estudiado el lenguaje en la comunicación eclesial.
En este reflexión, han contado con la presencia y experiencia de Gil Rosa, subdirector de Radio Televisión de Portugal en Madeira y de Cristina Sánchez Aguilar, directora del semanario español Alfa y Omega. A partir del trabajo y del diálogo de estos días, las Comisiones para las Comunicaciones ofrecen las siguientes reflexiones:
- El lenguaje de la Iglesia debe ser claro para la opinión pública, cercano a la vida cotidiana de las personas y ofrecer respuestas a las preguntas de la gente de hoy. Sin abandonar el rigor y la verdad, en ocasiones es necesario modular la precisión en favor de la difusión del mensaje eclesial.
- Informar es el único camino para combatir la desinformación. La comunicación no es una estrategia: es una forma de presencia. No es un adorno: es parte esencial de la misión. Comunicar es hacer visible el amor de Dios en el mundo, es utilizar la palabra para dar a conocer la Palabra.
- El lenguaje cambia constantemente: las palabras se transforman, los códigos se renuevan, los formatos se multiplican. La Iglesia debe hablar el lenguaje que todos entiendan, utilizando todos los medios de comunicación disponibles, los más conocidos y aquellos que se han incorporado en los últimos años a la actividad comunicativa. Ningún medio debe ser descartado por la Iglesia.
- No basta comunicar. Hay que encarnar el mensaje en la propia vida y así establecer relaciones personales de colaboración y servicio con todos los interesados en construir el bien común. La comunicación eclesial no puede ser solo institucional, sino también relacional. El Papa León XIV lo pide así al proponer la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales con el lema de «Preservar las voces y rostros humanos».
- Comunicar es escuchar, acompañar y compartir la vida e implica ser, como dice el Papa, “sabios lectores de la realidad”. El papel de los medios de comunicación es el escrutinio de las instituciones, también de la Iglesia católica, que se lleva a cabo mediante la información sobre la verdad y el contraste con sus protagonistas. Buscar el encuentro con los medios es un servicio de la Iglesia a la verdad.
- La comunicación hoy exige profesionalidad: formación, estrategia, sensibilidad periodística y conocimiento del entorno digital, sin olvidar el desafío que supone la Inteligencia Artificial.
La reflexión de estos días nos lleva también a reconocer y agradecer los pasos dados para favorecer el lenguaje de la Iglesia: Hoy hay más presencia de la Iglesia en los medios generalistas, más esfuerzo en la formación para la comunicación, más voces femeninas, más laicos comprometidos en esta misión. No ha terminado el camino, pero los pasos dados son esperanzadores.
Al terminar nuestros trabajos queremos agradecer la acogida dispensada por la diócesis de Funchal. Llevamos en el corazón la amabilidad y la fe arraigada de su pueblo y la belleza de esta isla.
Funchal, 5 de noviembre de 2025
