|08-01-24| Como cada año, el tradicional discurso del Papa al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede – a los embajadores que en la actualidad proceden de 184 países – representa una llamada de atención ante las coyunturas del mundo con sus desafíos y los caminos posibles a recorrer en favor de la humanidad. En esta ocasión, Francisco dedicó su reflexión a la paz, cada vez más amenazada, recordando que es tarea de la Santa Sede, en el seno de la comunidad internacional, ser una voz profética y una llamada a la conciencia.

 
Entre otros temas, se refirió a la inteligencia artificial, la migración, la maternidad subrogada y otros "nuevos derechos no del todo compatibles respecto a los definidos originalmente y no siempre aceptables", la protección del patrimonio genético humano, el cambio climático, la educación, la libertad religiosa y las desigualdades, sin olvidar el próximo Jubileo.
 
Después de informar acerca de los últimos avances en la administración diplomática mediante nombramientos y ratificación de acuerdos, el Papa Francisco afirmó que "hay una palabra que resuena en modo particular en las dos principales fiestas cristianas. La oímos en el canto de los ángeles que anunciaban en la noche el nacimiento del Salvador y la escuchamos en la voz de Jesús resucitado. Es la palabra 'paz'. La paz es en primer lugar un don de Dios: es Él quien nos deja su, pero al mismo tiempo es nuestra responsabilidad". "Felices los que trabajan por la paz (Mt 5, 9). Una palabra tan frágil y a la vez tan comprometedora y densa de significado. A ella quisiera dedicar nuestra reflexión de hoy, en un momento histórico en el cual está cada vez más amenazada, debilitada y en parte perdida".
 
El Santo Padre destacó que en este comienzo de año resuena con toda su actualidad la exhortación del Concilio Vaticano II, en la Gaudium et spes: Y afirmó refiriéndose a la crueldad de las guerras: "Puede que no caigamos en la cuenta de que las víctimas civiles no son 'daños colaterales'; son hombres y mujeres con nombres y apellidos que pierden la vida. Son niños que quedan huérfanos y privados de un futuro. Son personas que sufren el hambre, la sed y el frío o que quedan mutiladas a causa de la potencia de las armas modernas".
 
Francisco se refirió también a los desastres naturales que también son atribuibles a la acción o la negligencia humanas y que contribuyen gravemente a la actual crisis climática, como la deforestación de la Amazonía, que es el "pulmón verde" de la tierra. Recordó al respecto que "la crisis climática y medioambiental ha sido el tema de la XXVIII Conferencia de los Estados Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), celebrada en Dubái el mes pasado", a la que lamentó no haber podido asistir personalmente.
 
Teniendo en cuenta que el camino hacia la paz "exige el respeto de la vida, de toda vida humana, empezando por la del niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en un producto comercial", el Santo Padre afirmó en este sentido: "Considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño; y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre. Un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato".
 
Por último, al señalar que el camino hacia la paz pasa por la educación que es la principal inversión en el futuro y en las jóvenes generaciones, el Papa recordó la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Portugal, el pasado mes de agosto. Y se refirió, en estos "tiempos modernos", al "reto educativo" que se refiere "al uso ético de las nuevas tecnologías. Estas pueden convertirse fácilmente en instrumentos de división o de difusión de mentiras, como las llamadas fake news; pero también son un medio de encuentro, de intercambio mutuo y un importante vehículo para la paz". Afirmó que se impone "una atenta reflexión a todos los niveles, nacional e internacional, político y social, para que el desarrollo de la inteligencia artificial permanezca al servicio del hombre, fomentando y no obstaculizando" las relaciones interpersonales, un sano espíritu de fraternidad y un pensamiento crítico capaz de discernimiento.
 
Al recordar que la Iglesia se prepara para el Jubileo que comenzará la próxima Navidad, el Papa agradeció a las autoridades italianas, tanto nacionales como locales, los esfuerzos que están realizando para preparar la ciudad de Roma a fin de acoger a numerosos peregrinos y permitirles sacar frutos espirituales del camino jubilar. "Quizá hoy más que nunca necesitemos el año jubilar. Frente a tantos sufrimientos, que provocan desesperación no sólo en las personas directamente afectadas, sino en todas nuestras sociedades, frente a nuestros jóvenes, que en lugar de soñar con un futuro mejor a menudo se sienten impotentes y frustrados; y frente a los nubarrones que, en lugar de retroceder, parecen cernirse sobre el mundo, el Jubileo es el anuncio de que Dios nunca abandona a su pueblo y siempre mantiene abiertas las puertas de su Reino". El Papa Francisco se despidió de los embajadores deseándoles a todos ellos y a los pueblos que representan "un feliz año para todos".
 
El discurso se puede visualizar en: https://www.youtube.com/watch?v=z0OgzBfieNI