El domingo 17 de enero, la Comunidad Parroquial de San Ignacio de Loyola se congregó en una eucaristía, a las 12, para celebrar la alegría del camino recorrido y de la ilusión por seguir adelante en la transformación de nuestro mundo, hacia la justicia y la estimación, de la mano y de la maestría de Jesús.

El párroco, el padre Juan Suñol, se dirigió a toda la comunidad para decirnos que nuestra alianza comunitaria vive de la alegría que viene del amor, es decir: de la fraternidad comprometida, de la capacidad de perdonar nos, de la fidelidad que nos hace superar conflictos y malentendidos, de la ternura con que nos acogemos los unos a los otros. Vive también de la apertura hacia fuera, de la libertad contra todo tipo de estancamiento, de la mirada sincera hacia dentro y hacia el cielo. Vive del sentimiento de ser cuerpo siendo miembros diversos, de la solidaridad activa. Y, vive, de la terca esperanza compartida, del mundo mejor esperado, y de la Iglesia renovada que elegimos para soñar.

Toda esta comunión es lo que nos mueve como comunidad y lo que nos mantiene unidos en este maravilloso proyecto que nos anima para vivir como hijos e hijas de Dios. Y durante la celebración se hizo visible para la llamada que se hizo a todos los grupos, servicios y responsables para ser enviados en misión con esta luz encendida desde nuestra parroquia a toda la sociedad en la que nos sentimos inmersos.

Tras esta misa Mayor  tan emotiva, unes cincuenta personas participaron en la comida de hermandad que se hizo en la Academia Mariana.

Finalmente, para terminar la jornada, el equipo de animación  nos preparó una serie de  espectáculos: los pequeños nos canatron una canción y los mayores nos representaron  una de tantas historias que pasan en los campamentos de verano. El grupo juven irl , por su parte, nos hizo un juego e , incluso tuvimosv la participación de un mago que lo hizo genial.

Y así celebramos  el 39º aniversario. A partir de ahora ya toca pensar en el 40º.