Hemos terminado la Semana Ecuménica y nos toca hacer balance: ¿como la hemos vivido y cómo la hemos hecho vivir? Desde la India, el Movimiento de Estudiantes Cristianos y la Federación Universitaria Católica, junto con el Consejo Nacional de las Iglesias, movidos por la injusticia que viven los llamados intocables, así como la búsqueda de la unidad de los más pobres entre los pobres, nos han preparado unos textos adecuados al lema de este año: ¿Qué espera el Señor de nosotros? (Mi 6,6-8). Practica la justicia, nos dice el profeta Miqueas en este texto escogido, y nosotros, el grupo ecuménico de
Lleida, formado por protestantes, ortodoxos y católicos, hemos ido por las diferentes iglesias, una de cada arciprestazgo, sin prejuicios, dispuestos a aproximarnos y formar un único Cuerpo, intentando borrar aquellas huellas de división que nos han alejado del proyecto evangélico.
Ama la bondad, porque el hombre y la mujer son buenos y quieren vivir el proyecto de Jesucristo hermanados; día a día disfrutando del gozo de ser cristianos y compartiendo con el prójimo la misma iglesia -no importa si es católica o reformada- , tal como hemos hecho estos días del octavario de oración por la unión de las Iglesias Cristianas, orando, proclamando la Palabra y dialogando desde el ambón con los asistentes.
Compórtate humildemente con tu Dios, con la humildad de los discípulos de Cristo que caminan y avanzan juntos, no sólo estos días especiales y concretos de oración ecuménica, también todo el año con una acción viva, dinámica que nos lleve por el camino de la misericordia y la humildad hacia un trazo de auténtica solidaridad humana hacia los más desvalidos o ignorantes de Dios.
Así, entre reflexiones bíblicas y oración, aquí y allá, hemos ido haciendo "catas" de Ecumenismo por la diócesis. En todas las iglesias hemos sido muy bien recibidos y nos hemos sentido bien.
No podemos olvidar el acto central en la Iglesia Evangélica Pentecostal de la ciudad, donde las Iglesias Cristianas, todas a la vez, hemos alabado y seguiremos alabando de corazón y a una sola voz “un solo Señor y Padre”, hasta que un día nos unamos en total comunión.
Francesca Agustí.
Delegada de Ecumenismo i diálogo interreligioso