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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
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Fecha publicación: 
Dom, 03/01/2015
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En estas semanas de Cuaresma recomiendo leer la Caritas in veritate de Benedicto XVI: es una reflexión sobre el amor de Dios visto como fundamento de la misión eclesial de la caridad y una proclamación de la visión cristiana sobre la persona humana y sobre el mundo.

Desde el principio expresa que ninguna fuerza transformadora es comparable a la del amor que nace de la verdad de Dios y de la verdad del hombre, tal como se ha manifestado en Jesucristo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección. Este amor es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. Mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. Defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e insustituibles de caridad.

Realmente, cuando hablamos de caridad o de acción caritativa estamos hablando de un amor de donación que busca sobre todo el bien de los demás. Contemplar el sufrimiento de las personas mueve el corazón, pero el compromiso caritativo debe ir más allá de la filantropía. Es una manera de amar que ha alcanzado en Jesús su forma más radical y que es el amor esencial que la Iglesia como comunidad y de manera institucional debe practicar. Este amor -caritas- no es una mera organización para favorecer al prójimo sino la expresión necesaria del acto más profundo de amor personal con el que Dios nos ha creado, suscitando en nuestro interior la inclinación a querer. La organización eclesial de la caridad no es un añadido a la realidad de la Iglesia sino que forma parte de su naturaleza y hace visible de algún modo al Dios vivo.

Por ello, este documento nos hace reflexionar a fondo y críticamente, y afirma que la caridad sólo puede ser auténticamente vivida en la verdad. Es la verdad lo que le da sentido y valor. Sin verdad, la caridad cae en puro sentimentalismo y el amor puede convertirse en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente. De este modo, la caridad es presa fácil de las emociones y las opiniones contingentes de las personas, y se convierte en una palabra de la que se abusa y se distorsiona.

Ciertamente son afirmaciones fuertes, pero él está convencido de que sólo la verdad puede liberar la caridad de aquel riesgo frecuente de reducirla a vivencias cargadas de emotividad, que pueden dejarla con poco contenido relacional y social. Benedicto XVI reivindica la necesidad de que la caridad trasluzca la dimensión personal y al mismo tiempo pública de la fe en el Dios bíblico, del que dice que simultáneamente es Agapé y Lógos: Caridad y Verdad, Amor y Palabra (cfr. Caritas y veritate, 3).

Afronta también el tema de la relación entre justicia y caridad precisando que, aunque la construcción de una justa ordenación social y estatal es un quehacer político, los fieles cristianos laicos como ciudadanos están llamados a participar en primera persona en la vida pública cooperando con los demás según las respectivas competencias y bajo su propia responsabilidad. Todo, sin olvidar la necesidad de su contacto vivo con Jesucristo.

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida