Tipus
Ayudando a vivir (Obispo Joan)
Autoria
Producció
Fecha publicación: 
Dom, 04/14/2013
Fitxer audio: 

La evolución de nuestra cultura en los últimos tiempos ha favorecido mucho la progresiva afirmación y autonomía de la persona,  un hecho que hay que considerar muy positivo tanto para los individuos como para la propia sociedad. Sin embargo también encontramos situaciones en las que la persona tiene la pretensión de erigirse en centro exclusivo y excluyente, protagonizando experiencias y actitudes individualistas que no contribuyen a una convivencia constructiva. Es más, pueden distorsionar la relación entre libertad y responsabilidad y esto tiene consecuencias éticas, sobre todo si estas actitudes perjudican o causan sufrimiento al prójimo. Somos responsables no sólo de lo que hacemos sino también de sus consecuencias.

En este sentido, no son de recibo aquellos comportamientos preocupados preferentemente por el propio bien, por el propio bienestar, ignorando conscientemente o despreocupándose del bien y del bienestar de los demás. Y esto tiene consecuencias más dolorosas en situaciones de crisis como la que vivimos, cuando hay tanta gente a nuestro alrededor que lo está pasando muy mal. Los principios y valores de la vida social (responsabilidad, participación, bien común, solidaridad, justicia, paz...) no son aspiraciones idealistas sino que  deben convertirse en experiencia de vida.

Cuando los cristianos hablamos de la capacidad de vivir y de ser-para-los-demás de manera incondicional, como Jesús, no queremos hacer poesía. Sabemos que fijar el beneficio de los demás como sentido único de la propia vida es un planteamiento de vida casi heroico. Puede significar una experiencia de despojo y de disponibilidad poco común. Toda tu persona, todo lo tuyo, al servicio del bien de los demás: tiempo, capacidades, bienes, salud..., sin pasar de largo ante las situaciones.

Recordemos lo que se nos dice en el evangelio: "Un hombre bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó y fue asaltado por unos bandidos. Le quitaron hasta la ropa que llevaba puesta, le golpearon y se fueron dejándolo medio muerto. Casualmente pasó un sacerdote por aquel mismo camino, pero al ver al herido dio un rodeo y siguió adelante. Luego pasó por allí un levita y, al verlo, dio también un rodeo y siguió adelante. Finalmente, un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino le vio y sintió compasión de él. Se le acercó, le curó las heridas con aceite y vino, y se las vendó. Luego lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él."(Lc 10, 30-34).

En este sentido, resulta muy luminoso un pensamiento del Papa Benedicto XVI hablando de la necesidad de la caridad como motor de desarrollo en esta sociedad cada vez más globalizada que -según él- "nos ha hecho más cercanos, pero no más hermanos".

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida