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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
Autoria
Producció
Fecha publicación: 
Dom, 09/09/2012
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 Queremos ayudar

 Hay que insistir periódicamente en la necesidad de preparar lo mejor posible la celebración de los sacramentos teniendo en cuenta la situación de fe de cada uno. Por eso, en nuestras Parroquias intentamos mantener un diálogo abierto y sincero, para que todos, al final, puedan hacer libremente la opción más responsable.

 Concretamente, hay que pararse a pensar primero en unas cuantas cosas a la hora de bautizar un hijo, hay que hablar... porque el sacramento del Bautismo es -como todos los sacramentos- una celebración pública, eclesial, de la acción de Dios que derrama todo su amor sobre una persona y lo hace visiblemente hijo suyo, lo transforma y lo hace miembro de la Comunidad Eclesial. Y nosotros, reunidos, lo celebramos dando gracias por esta acción de Dios.

 Claro que no queremos poner impedimentos a nadie porque bautizar un hijo es un derecho de los padres cristianos que, además, viven una experiencia maravillosa: una vida que nace, que comienza, que está en sus manos. La Iglesia los acoge con alegría.

Sin embargo..., al derecho de los padres corresponde, naturalmente, el deber de la Comunidad cristiana y de sus responsables de ayudar a superar motivaciones insuficientes dando motivaciones válidas y objetivas; de informar y animar a aceptar positivamente lo que supone la vida cristiana como respuesta a la acción que Dios realiza en este Sacramento; y acompañar después colaborando con los padres en la educación cristiana de sus hijos a medida que vayan creciendo.

 No es infrecuente el caso de padres y/o madres con una cierta crisis de fe, o con una fe un poco dormida o que viven momentos de indiferencia. También hay quienes venden queriendo renovar y reavivar su fe, profundizarla, renovar sus convicciones cristianas. Los padres desean siempre lo mejor para sus hijos en todo y el Bautismo de uno de ellos puede ser una magnífica oportunidad para ponerse al día. O también para iniciar un camino de acercamiento a Jesucristo y a su Iglesia, a la que están incorporando a su hijo. El hecho de llevar a un hijo a bautizar implica ya un deseo de dar pasos nuevos en la vida cristiana (un estilo de vida más generoso, más dialogante, más solidario..., una presencia más constante de Jesucristo en la propia vida, con la oración y la Eucaristía...). E implica al mismo tiempo una voluntad de ayudarle en este crecimiento en la fe, primero en casa (con la palabra y el ejemplo), y luego con los medios catequéticos oportunos.

 QUEREMOS AYUDAROS.

 En cada Comunidad Parroquial estamos a vuestra disposición y tratamos de hacerlo de la mejor manera posible con encuentros previos a la celebración del Bautismo.

Y después de la celebración, la misma Comunidad Parroquial seguirá intentando serviros y ofreciendo los medios para llegar a ser todos siempre mejores cristianos.

 Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

 + Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida