Tipus
Ayudando a vivir (Obispo Joan)
Autoria
Producció
Fecha publicación: 
Dom, 02/08/2015
Fitxer audio: 

En nuestro mundo competitivo e interesado, MANOS UNIDAS es una alternativa y protagonista de la cultura del servicio y la gratuidad. Y lo hace con la convicción de que la participación de todos es necesaria para la construcción de un mundo más justo. Expresar públicamente mi reconocimiento a sus voluntarios es de justicia.

MANOS UNIDAS lucha, desde 1960, contra la pobreza, el hambre, la malnutrición, la enfermedad, la falta de instrucción, el subdesarrollo y contra sus causas. Tiene como ámbito de actuación la solidaridad con las poblaciones más empobrecidas del Sur y quiere favorecer que cada persona, en virtud de su dignidad e igualdad fundamental, sea capaz, por sí misma, de ser agente responsable de su mejora material, de su progreso moral y de su desarrollo espiritual, y que pueda disfrutar de una vida digna.

En su tarea colaboran personas con muy diferentes niveles de identidad eclesial pero hay que  recordar, una vez más, que los fundamentos y objetivos de Manos Unidas se apoyan en el Evangelio y en la Doctrina Social de la Iglesia. En el origen de esta admirable Organización están las mujeres de Acción Católica.

Sabemos muy bien que la pobreza y el subdesarrollo, las desigualdades e injusticias, no están causados por el azar o el infortunio y, menos aún, por los designios divinos. Son realidades complejas con causas concretas, personales y estructurales, que hay que identificar y denunciar. Todos podemos ser cómplices con nuestra indiferencia, nuestros comportamientos, hábitos, valores y conductas.

Hay que hacer una llamada a situarse en el mundo y mirar las cosas de una manera diferente. Hay que sentirse implicados porque las transformaciones y cambios sociales son una tarea en la que todos tenemos responsabilidades y pide la participación de todos para despertar la conciencia crítica, favorecer el cambio individual y social, entusiasmar...

Los frutos de estas iniciativas sociales son siempre a largo plazo, pero debemos apoyar todo aquello que favorezca que los pobres y excluidos puedan vivir con la dignidad que les corresponde y no pierdan la esperanza, motor de la vida humana. Para nosotros, además, es una dimensión de la vida cristiana de especial importancia. El futuro de la humanidad está en manos de aquellos que sepan dar a las generaciones futuras razones para vivir y razones para esperar (GS 31).

Además, cuando hablamos de ser solidarios tenemos que ser conscientes de que entre los humanos hay una interdependencia necesaria en todos los aspectos (económico, cultural, político...). La persona se realiza en comunión. Los humanos formamos un cuerpo y todos necesitamos de los demás para nuestra perfecta realización. La antropología cristiana afirma que el hombre sólo se realiza en la mutua donación. Esta realidad debería llevarnos a vivir preocupados por el bien común, que quiere decir el bien de todos. Con ello ganamos todos.

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida