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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
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Fecha publicación: 
Dom, 03/08/2015
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Éste es un tema que hay que plantearse objetivamente porque, aunque la legislación prescribe que la oferta de la asignatura de religión católica debe favorecer el ejercicio del "derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones" (cfr. art. 27,3 de la Constitución española), la situación en que hoy se encuentra esta enseñanza en las escuelas de nuestro país es muy compleja.

La enseñanza escolar de la religión católica tiene finalidades específicas, distintas de las finalidades de la catequesis que se realiza en el seno de la comunidad cristiana respectiva: ésta promueve la adhesión personal a Cristo y la maduración de la vida cristiana, mientras que la enseñanza religiosa escolar da a los alumnos la oportunidad de conocer y comprender lo que han significado y significan las creencias religiosas en la humanidad y, en particular, la presencia del Cristianismo en nuestro propio país y en los países de nuestro entorno cultural. Historiadores y sociólogos explican que, sin tener en cuenta la aportación fundamental de la fe cristiana, hay cosas que no se pueden entender bien, incluido en el ámbito más profundo del sentido de la vida, de la concepción de la persona humana y de la sociedad, de los derechos humanos, de la idea de trabajo, de progreso, de libertad, de compromiso, de economía, de creaciones artísticas. También sabemos que en la escuela el área o materia de Religión es una asignatura específica y, como tal, es optativa. Son los padres de los alumnos quienes deben hacer petición expresa y la dirección del centro tiene el deber de favorecer y atender esta petición.

Animo a padres y madres a considerar su importante labor a la hora de elegir Colegio para su hijo o hija y decidir si lo matriculan o no en la asignatura de Religión. Es un momento significativo para contribuir a dotar a sus hijos de un patrimonio humano y de esperanza, y también al desarrollo de la sociedad. Y os propongo que consideréis la asignatura de Religión y Moral Católica como lo que es: un servicio educativo para el bien de la persona y, en consecuencia, un bien para todos; una propuesta cultural que ayudará a vuestros hijos a adoptar una actitud de apertura al sentido religioso de la vida, a asumir compromisos responsables en la mejora de la sociedad de acuerdo con los valores evangélicos y fomentará la confrontación serena y constructiva entre los contenidos y los valores de la religión católica y la cultura contemporánea. Es una auténtica plataforma de diálogo sistemático entre la fe y la cultura, entre la razón científica y la razón espiritual y religiosa, que ilumina las relaciones humanas, favorece la reflexión ayudando a adquirir criterios fundamentados y razonados que dispongan al alumno a actuar según los valores, a descubrir el horizonte del sentido que tiene la vida ya implicarse con los demás.

Aprovecho la ocasión para agradecer el impagable servicio de tantos maestros y profesores que llevan cada día a las aulas la ilusión de ayudar a crecer a los alumnos en el difícil arte de responsabilizarse de la propia vida y de contribuir al bien de todos. En mis visitas pastorales he podido comprobarlo con júbilo.

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo.

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida