Tipus
Ayudando a vivir (Obispo Joan)
Autoria
Producció
Fecha publicación: 
Dom, 01/08/2012
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Como el bosque que crece

Es conocido el dicho: «Hace más ruido un árbol que cae que todo un bosque que crece.» Me atrevería a aplicarla en nuestra Iglesia de Lleida, con modestia y sin ninguna pretensión, pero con mucho agradecimiento a los hermanos y germanas que lo hacen posible.

Nuestra Comunidad Diocesana está viva y no ha dejado de crecer desde hace muchos años como un bosque silencioso. Pude comprobarlo en la Visita Pastoral y en otros encuentros. Gracias a Dios, hay muchas personas que viven y trabajan pensando en los demás y que intentan hacerlo con el espíritu de Jesucristo, entregándose y ayudando a vivir, codo con codo, con todo el mundo que busque los mismos objetivos primordiales.

Nuestra vida eclesial ordinaria sigue calladamente siendo un servicio permanente con la humildad de la levadura (que desaparece en la pasta): la acción evangelizadora y catequética; las iniciativas de formación sistemática y ocasional; las celebraciones de la fe que son a la vez vivencia del Misterio que nos supera y Presencia salvadora del Resucitado que nos sostiene y nos anima; la oferta continuada, incondicional y eficiente, de innumerables servicios al prójimo animados por la caridad cristiana y muchos de ellos vinculados en una red de entidades de Iglesia ya muy conocida y admirada  y con una muy numerosa participación de voluntarios.

En nuestros encuentros, junto a cuestiones puntuales —que pueden hacer ruido pero que duran poco como las tormentas de verano—, vamos intercambiando opiniones y certezas, convicciones y vivencias que realmente avalan nuestro crecimiento silencioso en «comunión eclesial», fijándonos objetivos comunes para toda la Diócesis —que cada comunidad intenta traducir a su nivel— y revisando aquellas iniciativas y estilos pastorales que no nos satisfacen.

Siempre hay cuestiones internas, pero nuestra atención quiere fijarse en prioridades como por ejemplo: la iniciación cristiana y la presencia de Iglesia en el mundo; la problemática de la inmigración; la pastoral vocacional y la atención a los jóvenes; los asuntos relacionados con la pastoral de la salud; el mundo de la educación y de la familia, etc. Siempre intentando discernir las realidades a la luz de la fe, dando gracias a Dios y buscando respuestas: acogida, acompañamiento, integración...

A veces, tenemos que afrontar retos que nos pueden poner en crisis, pero también las crisis son siempre ocasión de revisión y posibilidad de mejora y hay que aprovecharlas. Es el que nos está pasando en querer superar individualismos y particularismos (personales y de grupo) en favor de una mejor complementariedad pastoral, trabajando en equipo y a partir de las que denominamos «Unidades de Acción Pastoral». El individualismo tiene importantes consecuencias éticas. ¿Cómo podremos construir un mundo justo y pacífico, y una Iglesia-Comunidad de hermanos, erigiéndonos cada uno, cada grupo, cada parroquia... en el último criterio para ser y actuar? No somos ni podemos ser de ninguna forma comunidades aisladas y hay que continuar ayudándonos a crecer en comunión efectiva y práctica.

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida