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Cerca de vosotros (Obispo Salvador)
Producció
Fecha publicación: 
Dom, 11/03/2019

La Iglesia diocesana Queridos diocesanos, Estoy muy agradecido a los periódicos que cada domingo reproducen mis escritos. Inserto hoy el texto que, para esta ocasión tan significativa, he preparado para el folleto que distribuimos en las parroquias y lugares de culto. Es el mismo que también aparece en el FULL DOMINICAL.

 

Es muy alentador volver a recordaros la definición de nuestra Iglesia como una gran familia. Lo hemos hecho en estos últimos años como portada para la celebración del DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA / DIADA DE GERMANOR en el segundo domingo de noviembre. Cada año ponemos un acento especial en esa relación luminosa de Iglesia-familia. En esta ocasión se habla de la implicación personal de cada cristiano en el presente y hacia el futuro. Deja la puerta abierta para cualquiera que empatice con nuestra institución.

 

 «SIN TI NO HAY PRESENTE. CONTIGO HAY FUTURO». Es una frase que profundiza en los aspectos que implican a cada miembro en el desarrollo de su comunidad, sea familiar o eclesial. Tiene un claro y directo contenido pensando en el tiempo: en la actualidad, y siempre, necesitamos a todos, no sobra nadie, no puede excluirse a ninguna persona por pequeña que sea su colaboración, ya sea en tiempo dedicado, en facultades utilizadas o en recursos económicos aportados. Mirando el futuro deseamos contar con cada uno para continuar el mandato de Jesús en el amor, en el perdón, en el servicio y en el anuncio de la salvación a todos los pueblos.

 

 La unión de estas dos realidades, la familiar y la eclesial, no es una novedad de estos últimos años. No quiero citar textos de los primeros siglos. Me conformo con recordar dos frases del Concilio Vaticano II: «Por eso, la familia cristiana… manifestará a todos la viva presencia del Salvador en el mundo y la auténtica naturaleza de la Iglesia…» (GS 48); también en el Decreto sobre el Apostolado de los laicos, (AA, 11): «(La familia) Cumplirá esta misión… si se presenta como un santuario familiar de la Iglesia, si toma parte del culto litúrgico… si practica activamente la hospitalidad, promueve la justicia y demás obras buenas al servicio de todos los hermanos…». En este mismo sentido tenemos abundantes textos de san Juan Pablo II, de Benedicto XVI y del actual papa Francisco. Ilustran con mucha clarividencia la imagen familiar de la comunidad eclesial.

 

En esta Jornada también damos cuenta de nuestros propios recursos, cómo los recibimos y a qué finalidades los dedicamos. Damos cuentas y explicamos las actividades que realiza la Iglesia. Del mismo modo que lo hace una familia cuando en sus reuniones planifica los propios recursos y se detallan sus quehaceres y responsabilidades.

 

Además de las obligadas justificaciones económicas, queremos pedir a todos oraciones constantes en favor de la Iglesia. Es la fundamental implicación de cualquier cristiano en la marcha presente y futura de la comunidad eclesial que, con la asistencia del Espíritu Santo, se sentirá segura hasta el final de los tiempos. También pedimos que se aumente el cariño hacia ella, madre y maestra de todos.

 

Por último es necesario agradecer el trabajo y la aportación económica de muchos para beneficio de todos. Expresamos esta gratitud cada año. No molesta repetirlo, al contrario es un deber de justicia dar a conocer a nuestra sociedad el compromiso de tanta gente. Como obispo ruego a todos que sigáis en el camino de la ayuda material y de la colaboración personal. Con mi bendición y afecto.

 

† Salvador Giménez Valls. Obispo de Lleida