Esta semana se celebra la Jornada de las personas sin techo. La entidad Arrels-Sant Ignasi, que trabaja con este colectivo, reclama una vez más poner rostro a estas personas. Hemos hablado con su directora, Rosa Mayoral, y con su subdirector, Oscar Costa.

¿Qué programas ofrece Arrels-Sant Ignasi?

Oscar. Tenemos seis programas divididos en dos bloques. Primero, los programas de acercamiento o de primer contacto y, después, ya pueden pasar a otros, cuando estas personas tienen la voluntad de hacer un cambio. Encontramos la Botigueta o servicio de alimentos, Reducción de daños, para paliar los daños colaterales que comporta el hecho del consumo de sustancias, y después, el Centro Abierto, donde acogemos a las personas que están en situación de sin hogar y donde pueden socializarse. También están los programas de tratamiento en la unidad terapéutica, de reinserción y de acompañamiento. Y contamos con la Unidad Dependiente del Segrià, que consiste en un piso para mujeres que están en tercer grado.

Rosa. A nivel general añadir que todos los programas se rigen por hacer una acogida incondicional hacia la persona que nos llega, para que se pueda sentir escuchada y amada. Es uno de los valores de nuestros programas.

¿Cuál es el perfil de los usuarios?

Rosa. Siempre decimos que trabajamos para las personas más vulnerables, que debería ser una situación temporal y no permanente. Nos hemos dado cuenta de que buena parte de estas personas tienen una adicción y/o una enfermedad mental. Encontramos dificultades en el diagnóstico de estas patologías, es un proceso un poco más largo. Pero en los últimos años también hemos atendido a personas en situación de pobreza, de falta de recursos, de apoyo, de red... Este último grupo se va incrementando.

Oscar. Mayoritariamente son personas solas, con situaciones multifactoriales. Se van quedando fuera de la red social, aisladas... Pero, al Servicio de Alimentos acceden núcleos de familias, con más hijos. En el Centro Abierto, también hay algunos jóvenes sin adicciones y vale la pena incidir con ellos lo antes posible. También hay personas que hace mucho tiempo que viven en esta situación, y aunque nos cuesta un poco más de trabajo, nosotros estamos con ellos.

Próximamente será la Jornada de las Personas sin Techo, ¿qué sé reivindica?

Òscar. Se celebra el próximo 27 de octubre, y en Lleida el día 24 a las 12 horas se hará una Flashmob en la plaza Paeria, punto neurálgico de la ciudad, para reclamar a las autoridades locales que tengan presente a las personas sin techo. La idea es poner cara a las personas que atendemos y sacar ese miedo que podemos tener a su mirada ya que son personas como nosotros. Si empatizamos con ellas, podemos corresponsabilizarnos más todos. Queremos hacer una reclamación a la administración pública, a los ciudadanos, a los medios de comunicación y en las propias entidades sociales que trabajan con personas sin techo como nosotros.

¿Cómo se puede prevenir una situación de sin techo?

Oscar. Si evitamos una situación inicial será mucho más fácil actuar. Se debería garantizar una renta mínima para que toda persona pudiera vivir dignamente, evitando que nadie acabara viviendo en la calle. Las administraciones deben ponerse de acuerdo para garantizar los derechos fundamentales, sobre todo el de la vivienda digna. Es necesario un cambio de modelo social en el que la persona se ponga en el centro.

Rosa. La comunidad tiene mucha fuerza para hacer que la persona sienta que pertenece a un barrio, a un entorno o un contexto. La administración tiene unas obligaciones, y la ciudadanía es corresponsable de que la persona se sienta persona. Hemos cultivado una sociedad muy individualista y necesitamos ser más cooperantes, ayudándonos mutuamente. Respecto a los más vulnerables deberíamos actuar más desde la planificación que desde la emergencia.