El sábado 13 de marzo se convocó el segundo encuentro de catecumenos, celebrada durante el tiempo de Cuaresma y presidida por el señor obispo Salvador Giménez Valls.

 

El delegado de catecumenado, Mn. Xavier Navarro, dio la bienvenida y el acto se inició con una plegaria basada en unas palabras del papa Francisco sobre la Cuaresma. Todo el mundo siguió esta plegaria gracias a un powerpoint.

 

Acto seguido el señor obispo empezó su catequesis con una reflexión sobre el sentido de la Cuaresma para los creyentes de hoy, apuntando en unas cuestiones primordiales: la Cuaresma como tiempo de reflexión y conversión.

 

Señaló que en la Cuaresma de este año, más que nunca, se nos muestra la fragilidad del ser humano. Se ha podido constatar, duramente, que el hombre no domina la técnica, la vida ni la muerte. A los creyentes, pero, se nos pide una actitud esperanzada.

El señor obispo subrayó los tres puntos fundamentales de la Cuaresma: Ser auténticos en la oración, el ayuno y la limosna. La oración dirigida a Dios, el ayuno que sirve para nuestra mortificación y la limosna para compartir la vida con el prójimo. Dios, nosotros y el prójimo.

 

Para el obispo Salvador, son fundamentales cuatro afirmaciones:

1.- Somos personas libres. Jesús no coarta nuestra libertad. El cristiano es completamente libre. Dios no oprime al hombre.

2.- Somos personas que queremos crecer. Queremos profunditzar en nuestra fe y en el seguimiento de Jesucristo. Queremos parecernos a Él.

3.- Somos personas para vivir en comunidad. El cristiano no es individualista, sino que comparte su vida con la comunidad eclesial.

4.- Somos personas que anunciamos a Jesucristo. Todos nosotros tenemos la capacidad de transmitir la enseñanza de Cristo, con una vida coherente y el anuncio de Jesús con alegría.
 

 

Nos pide que invoquemos a Maria, Virgen María, porque ella nos ayude a encontrarnos con Jesús, Señor y Maestreo
 

 

Siguiendo el orden del día, la sesión continuó con una meditación sobre un texto del Evangelio de Mateo (Mt 6, 1-18), proclamado cada miércoles de ceniza. Acto seguido, cada catecúmeno (y también los catequistas de adultos) leyeron en voz alta su plegaria personal. Finalmente, nos despedimos con un canto a Maria.
 

 

El encuentro ha fortalecido la vinculación del Servicio Diocesano de Catecumenado con los catecumenos y sus catequistas. Nuevamente, se hizo patente una gran conexión entre los asistentes y un esperanzado camino que los tiene que llevar hacia la celebración de los sacramentos de la iniciación cristiana.

 

Josep Estruch