“La vida no deja de darnos sustos. Yo acabo de experimentar uno hace unos días. El martes santo me llamó el Nuncio diciendo que el papa Francisco me enviaba a Fukuoka como obispo de aquella diócesis”. Así explica el obispo claretiano Josep Maria Abella la sorpresa con que recibió el anuncio que hoy ha hecho público el Vaticano. El papa Francisco lo ha nombrado obispo de la diócesis de Fukuoka, en el suroeste de Japón. Abella ha servido la diócesis de Osaka como obispo auxiliar desde junio de 2018 y ahora inicia una nueva etapa. El claretiano tiene previsto trasladarse a Fukuoka lo antes posible, teniendo en cuenta las restricciones de movilidad por el coronavirus.

 

El padre Josep Maria Abella fue el máximo responsable mundial de los Misioneros Claretianos durante 12 años, de 2003 a 2015. El padre Abella nació en Lleida en 1949. Ingresó en los misioneros claretianos y se formó en Cataluña, desde donde fue destinado a Japón en 1969. Tras varias responsabilidades en el Gobierno General de los Misioneros Claretianos, en 2015 volvió a Japón donde ha sido rector de la Catedral de Osaka.

 

El anterior obispo de Fukuoka renunció hace un año. “Confío en la colaboración de los sacerdotes, religiosos y laicos de la diócesis de Fukuoka. Todos juntos trataremos de responder a la llamada del papa Francisco que pide una iglesia en salida, bien arraigada en el Evangelio”, apunta Josep Maria Abella en una carta dirigida a amigos, familiares y hermanos de congregación. Con 70 años reconoce que se siente “débil ante este nuevo desafío”. Pero asume el reto consciente de que cuenta con la complicidad de toda la Iglesia de Fukuoka.

 

La diócesis de Fukuoka se encuentra en la isla de Kyushu y comprende tres Provincias civiles: Fukuoka, Kumamoto y Saga. Tiene algunas ciudades grandes y zonas rurales. La población total es de 7.753.229 habitantes, de los cuales son católicos 30.222 (el 0,39%). Tiene una extensión territorial de 14.837 kilómetros cuadrados. Tiene 55 parroquias y 9 estaciones misionales. Hay 29 sacerdotes diocesanos y 37 sacerdotes religiosos. Hay 5 religiosos hermanos y 281 religiosas. Actualmente tiene tres seminaristas. En la diócesis hay algunas escuelas católicas, hospitales y otras obras apostólicas. Hay un centro de diálogo interreligioso dirigido por los misioneros javerianos.

 

Dos años de atendiendo la pastoral social de Osaka

 

El misionero claretiano valora esta última etapa de dedicación a parroquias, movimientos e iniciativas misioneras de Osaka como una “experiencia enriquecedora”. Un camino que ha hecho junto al arzobispo Thomas Aquino Manyo Maeda y Paul Toshihiro Sakai, también obispo auxiliar que había sido secretario general de la Prelatura del Opus Dei. Josep Maria Abella se ha dedicado a acompañar el centro de pastoral social de la diócesis: “He podido tocar de alguna manera el sufrimiento de personas que son marginadas dentro de nuestra sociedad, entre ellas los inmigrantes con problemas para legalizar su situación o las personas que han pedido el estatuto de refugiados y que no encuentran respuesta de parte de las autoridades japonesas”, explica.

 

Josep Maria Abella i Batlle

 

El padre Josep Maria Abella i Batlle nació el 3 de noviembre de 1949 en Lleida. Tras completar los estudios de Filosofía y Teología en la Facultad de Teología de la Compañía de Jesús en Sant Cugat del Vallès fue destinado a Japón. Hizo la primera profesión como Misionero Claretiano el 22 de agosto de 1966 y la profesión perpetua el 8 de diciembre de 1972. Fue ordenado sacerdote el 12 de julio de 1975.

 

Tras su ordenación sacerdotal se hizo cargo de los siguientes servicios pastorales: coadjutor de la Parroquia de Midorigaoka en la diócesis de Nagoya (1975-1977); consejero de la Delegación (1976-1981); trabajo en el ámbito de formación y pastoral juvenil en Tokio (1977-1981); coordinador de la animación misionera del arzobispado de Osaka (1981-1988).

 

Entre 1981 y 1992 fue Superior Mayor de la Delegación de los Misioneros Claretianos para el Este de Asia. En 1991 recibió el primer encargo en el Gobierno General de la Congregación y fue elegido Prefecto de Apostolado. También fue asesor del movimiento de Seglares Claretianos.



En 2003 el XXIII Capítulo General de los Misionero Claretianos lo eligió Superior General de la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María. En 2009 fue renovado para un segundo sexenio. Durante este periodo en Roma fue miembro durante dos mandatos de Consejo Ejecutivo de la Unión de Superiores Generales (USG) que agrupa las congregaciones religiosas masculinas de todo el mundo. Fue elegido para representar los religiosos en tres Sínodos de Obispos celebrados en Roma: sobre la Eucaristía (2005), sobre la Palabra de Dios (2008), y sobre la Nueva Evangelización (2012).

 

Finalizó su mandato en 2015 y fue sustituido por el actual Superior Generales de los Misioneros Claretianos, el padre Mathew Vattamattam. Después de esta etapa volvió a Japón para residir en la Parroquia de Imaichi, en el arzobispado de Osaka (2015 a 2016). En 2016 entró a formar parte del equipo pastoral de la zona Shirokita Foraria y desde 2017 ha sido rector de la Catedral del arzobispado de Osaka y coordinador de la pastoral social de la misma arquidiócesis.