Tipus
Cerca de vosotros (Obispo Salvador)
Autoria
Producció
Fecha publicación: 
Vie, 12/20/2019
Queridos diocesanos:
 
 
Cuando llegan estas fechas quiero huir de la tentación de enviar rutinariamente una felicitación escrita a familiares y amigos. O desear la felicidad ajena y propia con unas palabras que suenan a huecas y poco comprometidas. O también utilizar el comentario semanal para glosar esta fiesta tan entrañable y familiar porque toca hacerlo así. Por el contrario, todos buscamos la autenticidad en las palabras y en los gestos. Que aquello que decimos salga de lo más profundo del corazón y tenga un sentido veraz en nuestros deseos hacia el prójimo.
 
 
Los cristianos celebramos el nacimiento de Jesús que ha dado felicidad a toda la humanidad. Compartimos con todos el anuncio de los ángeles a los pastores cuando señalaban el lugar del acontecimiento más impresionante que ha vivido la humanidad. Al mismo tiempo anunciamos a los que nos rodean y al mundo entero que Dios se hace hombre y acompaña las alegrías y tristezas de los demás seres humanos para siempre. El anuncio compartido y celebrado se presenta en los evangelios con una potente expresión de alegría. El Hijo de Dios nace en un pesebre en la ciudad de Belén porque sus padres no encuentran lugar en las posadas donde llaman. Experimentan la soledad, la indefensión y la debilidad ante un acontecimiento fundamental que marca el futuro de toda familia. La lectura de los evangelios nos conmueve intensamente y, situándonos en la mentalidad de María y José, comprendemos la sensación de desamparo vivido. Y no fue así. Ambos tenían plena confianza en el Dios de las promesas y que su palabra grande y potente se manifestaría con claridad en la pequeñez de un bebé. “Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo” estas palabras de María expresan la cercanía de Dios que habita en el cielo con el Hijo que iba a nacer en la tierra que ellos ocupaban.
 
 
Es un relato de una gran belleza y que atrae continuamente a infinidad de lectores. Pintores y poetas lo han reflejado en sus cuadros y en sus versos a lo largo de los siglos. Han puesto toda su energía en transmitir el acontecimiento de la Navidad del Salvador para que el mundo crea y modifique sus comportamientos buscando unas relaciones humanas más fraternas, unas bases más sólidas para la paz y unas situaciones en las que reine siempre la justicia para todos. Y todo ello es motivo para que nos felicitemos unos a otros. Así lo dicen las palabras de Zacarías en el evangelio de san Lucas cuando agradece al Señor el milagroso nacimiento de Juan: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”.
 
 
Por supuesto que hay motivo en estas fechas para hablar y vivir la alegría. Para mostrar y desear felicidad a todos. Y lo hacemos utilizando un papel o unos mensajes a través de las nuevas tecnologías. Poniendo todo el cariño hacia las personas queridas. Huyendo de la rutina o de una costumbre generalizada. En mi caso, un año más, he escrito una felicitación a los amigos desde el corazón. 
 
 
He repetido palabras que encierran el significado más entrañable para todos: que el Nacimiento de Jesucristo os colme de bendiciones y os conceda la máxima felicidad.
 
 
Con mi bendición y afecto.
 
 
+Salvador Giménez, obispo de Lleida.