La madrugada del 26 de diciembre de 2005, en el silencio de la noche, a la espera de una nueva aurora, Mn. Joaquín Salinas Colomina, cerrando los ojos a esta vida terrena, los abría a la contemplación eterna de la gloria del Padre Dios. Con la alegría e ilusión que había celebrado Navidad, ha cambiado  la Cueva de Belén por una estancia en el cielo. Murió en la paz del Señor, asistido en todo momento por las religiosas de la Casa Sacerdotal , confortado con los sacramentos de la Iglesia. El día 25, Navidad, había concelebrado la Eucaristía con los compañeros sacerdotes con los que habitualmente celebraba. 

Mn. Joaquín había nacido en Portaspana ( Huesca) el año 1922, tenía ahora 83 años. Cursó los estudios eclesiásticos en el Seminario de Lleida, ordenándose sacerdote el 22 de mayo de 1948. Durante los 57 años de vida sacerdotal sirvió las parroquias de Fraga, Roda d’Isábena, Sena, Tamarite de Litera, y 9 años párroco de Monzón, donde fue el autor de una profunda renovación pastoral parroquial; eran los años del post Concilio. De Monzón pasó a Lleida, a San Lorenzo, el Pilar, y fue nombrado capellán del Hospital Arnau de Vilanova, llevando a término una excelente labor con enfermos y familiares de los mismos, y con el personal clínico –médicos, enfermeros/as, auxiliares- ganándose la simpatía de todos por su buen trato y dando, al servicio de asistencia religiosa del Arnau, un cariz participativo y muy humano en el trato y la acogida. 

Si intensos fueron los años de actividad pastoral directa, no menos fecundos han sido los años de aparente silencio en el retiro de la Casa Sacerdotal , dado a la oración, a la lectura y a la atención de los hermanos sacerdotes; era acogedor y buen conversador.

Las exequias se celebrararon el día 27, en Sant Llorenç, Lleida, a las 11 h. siendo presididas por el Sr. Obispo de Lleida, Mons. Francesc Xavier Ciuraneta Aymí, concelebrando un gran número de sacerdotes. Los restos mortales fueron inhumados en el cementerio de Graus.

Mn. Joaquín Salinas Colomina, con la Virgen y San José, con los ángeles, los santos y santas, sea feliz adorador de Jesús, cuya Navidad acabamos de celebrar aquí en la tierra.

Con un “gracias” muy sentido, Mn. Joaquín, no se olvide de las vocaciones al sacerdocio. Descanse en la paz de Dios.