Hace unos días con un toque festivo las campanas anunciaban la ordenación sacerdotal de Mn. Manel Mercadé. El pasado 29 de junio las campanas, en Lleida, nos anunciaban la muerte de un sacerdote.

 Mn. Francisco Murillo Abadía había muerto el día 26 por la noche. La Eucaristía funeral presidida por el Sr. Obispo Mons. Francesc Xavier Ciuraneta, concelabrando 40 sacerdotes, tuvo lugar en la Parroquia de Santa Maria Magdalena, Lleida, de donde era párroco emérito, y donde vivió todo el proceso de su larga enfermedad hasta la muerte. 

Mn. Murillo contaba 74 años de los cuales 48 de sacerdocio. Empezó a ejercer su ministerio sacerdotal en Fraga, pasando luego a Estopiñán, Rosselló, y ya en Lleida en la parroquia de Sant Andreu, barrio de Pardinyes, pasando definitivamente a Santa Maria Magdalena, también en Lleida. 

Sacerdote activo y de gran celo apostólico, su gran lección pastoral la ha dado los últimos años de vida, postrado por la enfermedad y obligado a la  inactividad, desde el silencio y la aparente inoperatividad de acción, con la oración y el consejo, y también el dejarse atender ha sido para todos una lección de humildad y de obediencia, con alegría y libertad, a la voluntad de Dios.   

Sacerdote enfermo, enfermo sacerdote, ha sido para muchos padre y maestro espiritual. 

Por su forma de proceder, su servicio generoso y fiel a la Iglesia, no cabe más que decir: Mn. Murillo, gracias! El resto, los premios y beneficios es el buen Dios a quien corresponde otorgárselos. 

Acabado el funeral sus despojos mortales fueron trasladados a Binéfar, su pueblo natal, para su entierro.  Allí a las 12 h. también se celebró la Eucaristía que presidió el Obispo de Barbastro-Monzón, Mons. Omella, concelebrando un buen número de sacerdotes. 

Lleida ha perdido un gran sacerdote, esperemos que su muerte sea oportunidad de nuevas vocaciones al sacerdocio. 

Mn. Francisco Murillo, descanse en paz.