Nacido en la Granadella en 1879, había recibido la ordenación sacerdotal en 1905.
Ejerció el ministerio en diferentes pueblos: Almacellas, Ballobar y Torres de Segre, hasta recibir el nombramiento de párroco regente de Alcarràs.
Aquí fue muy intensa la propaganda anticlerical años antes de la guerra, donde los que se manifestaban cristianos eran escarnecidos y más aún su párroco, a quien el año 1935, le prendieron fuego en la puerta de su casa. No paró aquí la cosa, en el mes de febrero de 1936, fue expulsado de su parroquia y se trasladó a Lleida donde se instaló.
Cuando todo se revolucionó, de acuerdo con su hermana, intentaban buscar refugio en la Granadella el día 20 de julio, pero muy temprano por la mañana, al llegar a Albatàrrec, saludó a unas personas que iban en un carro, con la mala suerte de que un niño presente le reconoció y con toda inocencia dijo: “Es mosén Carles”. No hizo falta nada más. Se hizo cargo de él el Comité, y aquel mismo día su cuerpo reposaba en el cementerio leridano en la Fosa de los Mártires.