Había nacido en Àger el año 1862 y en 1886 era ordenado sacerdote.
El Obispo de Lleida, Tomàs Costa Fornaguera, al ser destinado a Tarragona, se lo llevó consigo como “familiar”. Allí, en Tarragona, lo nombró canónigo, de tal manera que todo su ministerio lo ejerció en la archidiócesis de Tarragona.
Se dice que era tan caritativo que, al producirse el alzamiento, muchos pobres de la ciudad, pensando que se encontraba en su domicilio, hacían guardia por los alrededores con el intento de protegerle. Pero él se encontraba en Almatret, donde tenía un hermano que, por aquellos días, había de celebrar sus bodas de oro matrimoniales; año que coincidía también con las bodas de oro sacerdotales de Mn. Enric; querían celebrar juntas las dos fiestas.
Allí, en Almatret, le encontraron los revolucionarios, y sin ninguna clase de miramientos ni respeto, se lo llevaron violentamente junto con el párroco, Mn. Albertí y el vicario, Mn. Montardit, maltratándoles con gran crueldad todo el camino, hasta llegar a unos tres quilómetros del pueblo, donde fueron asesinados y quemados sus restos. Era el 28 de julio de 1936 a las once de la mañana. Los restos de los tres fueron trasladados al cementerio de Almatret el día 2 de enero de 1939.