La Jornada de Envío del pasado jueves, 26 de septiembre, sirvió para que la Iglesia de Lleida pudiese rendir homenaje al obispo Joan con motivo de las bodas de oro sacerdotales y el quinto aniversario de servicio pastoral en nuestra Diócesis. Un acto que se materializó con la presentación de un libro en su honor “Entre tots i per al bé de tothom” (Entre todos y por el bien de todos), y al que se sumaron las principales instituciones ilerdenses.

El obispo Joan quiso minimizar el homenaje, “hoy es la Jornada de Envío y la celebración de los cincuenta años de capellán la haremos el domingo en la misa concierto de la Catedral”, para no quitar protagonismo al motivo del encuentro, que no era otro que plasmar los objetivos pastorales para el curso que empezamos. A pesar de todo, el obsipo Joan no perdió el humor al hacer referencia al libro. “Después de leerlo, me pregunté si ya me había muerto”, dijo.

Dirigió el acto el vicario general, Mn. Ramon Prat, quien manifestó que éste no era un homenaje para quedar bien, “ni para adular, ni hacer comedia. Queremos un obispo feliz, pues la felicidad del obispo es que la Iglesia funcione, que nos amemos y que sirvamos a todo el mundo”.

La publicación recoge las cuatro cartas pastorales del obispo Joan, que son analizadas por el obispo auxiliar de Barcelona, Sebastià Taltavull, en el capítulo introductorio. Sendos artículos del historiador Manuel Lladonosa y de la pedagoga Carme Agustí, sobre la evolución de la Diócesis, completan el libro.

Mons. Taltavull, que fue vicario general del obispo Joan durante unos meses cuando éste se hizo cargo de la Diócesis de Menorca, fue el encargado de describir el ministerio sacerdotal y episcopal de nuestro pastor. “Es un hombre de Concilio, como solemos decir para definir a alguien que se caracteriza por un talante abierto y sensible a los gozos y esperanzas, a las tristezas y a las angustias de los hombres y mujeres de nuestro tiempo”, decía el obispo auxiliar de Barcelona.

Pero también es un hombre normal, “porque muestra la necesidad de vivir al nivel de las personas, del pueblo, de la comunidad que le ha sido confiada”, decía Mons. Taltavull al analizar la figura del obispo Joan.

Es un hombre creyente y que reza, que sabe muy bien que las decisiones han de pasar por un discernimiento cargado de sabiduría y confianza, y que nunca busca el propio interés, sino el de todos. Y, al mismo tiempo, es “un hombre sensible y que sufre cuando la crítica le hace objeto de incomprensiones, como toda persona que ejerce a conciencia un cargo de responsabilidad”. Pero también es “un hombre que en estas circunstancias comprende, perdona y sabe olvidar”.

En definitiva, el obispo Joan, a ojos de Mons. Taltavull, “es un hombre que se ha convertido en pastor que estima el rebaño, que cada día lo conoce más y lo conocen a él, que lo vela con amor y es solícito para los más débiles y necesitados, como hemos podido comprobar especialmente en este tiempo de crisis”.

Esta última afirmación permitió al obispo auxiliar de Barcelona introducir el tema del proyecto de las viviendas sociales del Seminario, con el cual encajaba todas las cualidades que había destacado en el perfil del obispo Joan.

Al homenaje también se sumaron con su presencia el alcalde de Lleida, Àngel Ros; el delegado de Goboierno de la Generalitat, Ramón Farré, y el vicepresidente de la Diputación, Miquel Padilla.