Nació en Híjar, Teruel. Ingresó a los veinte años en El Olivar. Era observante, humilde, obediente, trabajador, amante de las cosas de la comunidad, grave y jovial. Contagiaba alegría a cuantos le trataban. Estuvo cuarenta y cinco años al frente de la explotación agrícola de El Olivar; siendo de su incumbencia las caballerías, los vinos, los criados, las sementaras. Pero, sobre todo descolló como buen religioso, observante y devoto. Fue de los últimos en abandonar El Olivar, el 5 de agosto.

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