Con un báculo que perteneció al beato-mártir obispo de Lleida Salvi Huix, el obispo Joan, acompañado por numerosos presbíteros, ha presidido la celebración de acción de gracias por el gran don que significa la beatificación de los mártires que dieron su vida por causa de la fe. Han participado en la celebración autoridades locales, familiares directos de los mártires y feligreses de la diócesis.

La beatificación tuvo lugar el domingo pasado en Tarragona, donde el cardenal Amato, en nombre del Papa Francisco, beatificó 522 mártires del siglo XX. Desde entonces se han sucedido actos de acción de gracias en diferentes lugares, como por ejemplo en el monasterio de les Avellanes, donde los Hermanos Maristas han recordado a los suyos.

La Iglesia lo ha hecho este domingo, 20 de octubre, en la Catedral Nueva, con una Eucaristía que unía tres celebraciones: dar gracias a Dios por la beatificación de 95 mártires de la Diócesis de Lleida o que están vinculados a ella, la clausura del Año de la Fe y la Jornada del Domund. La fe como elemento común de todas.

El obispo Piris ha destacado la importancia de la fe. Para los mártires fue decisiva a la hora de la verdad, les dio fuerza para no dejarse intimidar ni renunciar al seguimiento de Cristo hasta dar su vida. Y, enlazando con la Jornada del Domund, ha señalado que los misioneros, movidos por la fe, lo dejan todo para ir a otras tierras a anunciar con entusiasmo la buena nueva del Evangelio.

Diversos objetos nos han recordado a los mártires durante la celebración: Unos cuadros con sus fotos en el presbiterio, una reliquia del obispo Huix sobre el altar y una faja suya en las ofrendas, así como una copia del Acta Apostólica de la beatificación. Y también el canto “Arriba, hermanos” al final de la celebración, para recordar que muchos de los mártires lo cantaban camino del martirio.

Ya beatos, hemos pedido públicamente la intercesión de todos ellos para nuestra Iglesia diocesana. Al beato Huix le hemos pedido que bendiga a la Iglesia de Lleida, a los “curetas de Monzón” les hemos rezado por los jóvenes, a los Maristas les hemos encomendado a los maestros, educadores y catequistas, a los Mercedarios, que nos ayuden a atender a las personas más pobres y marginadas, a los Carmelitas, una vida al servicio de Dios y de los hermanos, y a todos ellos que nos acompañen en el crecimiento de la fe y seguimiento de Cristo.

Ahora tenemos intercesores más próximos: los beatos obispo Huix, los “curetas de Monzón”, los mercedarios, carmelitas y maristas, todos ellos relacionadas con nuestra Diócesis. Por eso, juntamente con la bendición final, el obispo Joan nos ha animado a replantearnos la fe a la luz del testimonio de los mártires, así como a pedir su intercesión.

Después, todo el que ha querido ha pasado a venerar la reliquia del beato-mártir obispo Huix y se les ha entregado una estampa recordatorio con una plegaria para solicitar su intercesión.

Conxita López Torres