El Obispado de Lleida ha celebrado este Martes Santo, 27 de marzo, la jornada sacerdotal con una fiesta en la que se ha rendido homenaje a los sacerdotes que este año celebran los 25 y 50 años de su ministerio sacerdotal.

Este año han llegado a las Bodas de Oro Mossèn Pere Canals, el jesuita Ramón Ribas, el salesiano Angel Pintó. Por su parte celebraron las Bodas de Plata, Daniel Turmo, Daniel Gómez y Antonio Vera.

La jornada comenzó con unas palabras del Obispo Salvador que felicitó a los sacerdotes homenajeados. A continuación, cada uno de los sacerdotes homenajeados contaron en primera persona sus vivencias como sacerdotes.

Mossèn Pere Canals explicó que cuando se ordenó sacerdote en 1968 "eran tiempos de cambio y que había la inquietud de acercar la iglesia en el pueblo". Relató sus años en el barrio de Magraners cuando faltaban los servicios más básicos como autobuses, asfaltado o el agua corriente. Luego recordó su experiencia en Juneda (21 años), Vilanova de la Barca o Alcoletge. Mosén Canals terminó diciendo que hacer "una pastoral de conservación no es suficiente".

Por su parte el padre Ángel Pinto, relató sus primeros años de sacerdocio al col·legi Sant Ermengol de Andorra y más tarde el trabajo en la Diócesis de Girona. En 2007 fue destinado a Lleida donde los salesianos atienden a 1.300 jóvenes en la Plataforma de Acción Social y llevan las parroquias de La Bordeta y Magraners. Destacó que "la tarea evangelizadora es tan preciosa". "He cometido errores y muchos aciertos pero la vocación la he tenido siempre clara y es un regalo de Dios.

El padre Ramón Ribas recordó sus primeros años de sacerdocio en Bellvitge "donde vivía la gente que provenía de las barracas". "Trabajamos con las asociaciones de vecinos para tener un barrio humano". Después el padre Ribas fue al Chad con el convencimiento de que "Jesús no es nuestro patrimonio, es patrimonio de la humanidad". Además, "quería experimentar cómo resuena el evangelio en oídos vírgenes". Allí "mi trabajo era 50% de pastoral y 50% de desarrollo".

Por su parte, el padre Daniel Gómez agradeció "esta fiesta". Gómez destacó que "a veces hablamos mucho de Dios y poco de la acción de Dios en nuestras vidas". Recalcó que "desde pequeño me he sentido querido por Dios". Además recordó cómo le llegó la llamada al sacerdocio "de la que no me he arrepentido". Por último dio las gracias a la diócesis de Lleida por su acogida.
 
Mosén Daniel Turmo, que en la actualidad presta su servicio pastoral en la diócesis de Huesca agradeció muy profundamente en la diócesis de Lleida. Recordó al Obispo Ramón Malla, que le ordenó sacerdote y entre otras destacó la figura de Padre Mario Rodrigo. También tuvo palabras de agradecimiento por el Obispo Francisco Ciuraneta, el Obispo Joan Piris y el Obispo Salvador.
 
Por su parte, Antonio Vera, que se formó como sacerdote en Lleida y actualmente presta servicio a la diócesis de Barbastro-Monzón, recordó su proceso de formación en Lleida de la mano del Obispo Ramón Malla. Después tuvo un recuerdo emocionado para Padre Joan Mora, que retornó a la casa del Padre hace unos meses.

La jornada sacerdotal terminó con unas palabras de reconocimiento a los homenajeados por parte del Obispo emérito Joan Piris y del Obispo Salvador.
 
Por la tarde, la Catedral de Lleida se llenó para acoger la Misa Crismal. El Obispo Salvador, acompañado de gran parte del clero diocesano bendijo el aceite crismal. En la homilía, el Obispo Salvador "dio gracias a Dios por su servicio a todos los sacerdotes por su generosidad". "Queremos estar cerca de nuestras comunidades", añadió. "Tenemos que estar cada día más enamorados de Cristo y de su palabra", destacó. Además resaltó que "nuestra vida sacerdotal es vida y nunca una profesión". Y en este sentido encomendó a los sacerdotes a ser "hombres de comunión".