El obispo de Lleida, Mons. Joan Piris, ha celebrado la tradicional recepción de Navidad, que se dedica especialmente en los sacerdotes de la diócesis que han completo los 75 años y al personal de la Curia episcopal.

El acto se ha celebrado el 22 de diciembre, en el salón noble del Palacio Episcopal, donde se han reunido la mayoría de preveres diocesanos y trabajadores y voluntarios que prestan sus servicios en el Obispado.

El vicario general, Mn. Ramon Prat, ha abierto el acto, dirigiéndose a los presentes para felicitarles, explicando en un sentido amplio que esta palabra nos invita a ir más allá y a ser felices, y no a quedarse sólo con el espíritu del deseo de los otros.

Por otra parte, Mn. Prat ha dicho que llegar a los 75 años supone en el ámbito eclesial el paso a la jubilación laboral. Pero también ha remarcado que “esta jubilación del trabajo no quería decir jubilarse de la Iglesia, para quien ha decidido consagrar su vida”. 

A continuación, ha tomado la palabra el vicario de Pastoral, Mn. Josep Anton Jové, y la secretaria de la Curia, Conxita López, que ha leído el pasaje evangélico de la Anunciación.

El obispo Joan, que ha sido el encargado de repartir los obsequios a los curas más veteranos de la diócesis, también ha rendido homenaje a Carme Esquerda, hermana de Mn. Joan Esquerda, que ha sido voluntaria muchos años en el Obispado.

 El mismo obispo ha tenido también su detalle –el libro La Virgen Maria en Jerusalén y un rosario traído desde Tierra Santa-, pues también lleva más de 75 años de ministerio sacerdotal.Inicialmente, Mons. Piris ha tenido palabras de agradecimiento para los presbíteros y les ha invitado a todos a vivir la alegría de la Fe. “Hemos sido promovidos a creyentes. Recordad cómo nos ha llegado el don de la Fe. Seguro que muchos recordaréis que ha sido por los padres, quizás otros por algún sacerdote, por los amigos, por pequeñas historias de nuestra vida... –ha dicho, para continuar- Aquí estamos. Y somos una Iglesia potente, de Fe acumulada. Tenemos un presbiterio sano y potente, porque hay un espíritu de comunión. Cuando hay disfunciones no se es tan potente, por eso es necesario recuperar la vivencia de comunión”.
El obispo Joan ha anunciado que él no piensa aflojar en el trabajo encomendado, a pesar de haber cumplido también los 75 años y esperar el relevo al frente del Obispado. “No me voy ni pienso aflojar, mientras el Papa Francesc me mantenga aquí”.

Después de agradecer al laicado de la diócesis su servicio, dirigiéndose a los presbíteros los ha dicho que tenemos “un laicado muy sano, que son obra vuestra, fruto de vuestro testimonio”. También les ha pedido, que esta Navidad rueguen y pidan al Señor “que nos dé algún regalillo ministerial de presencia”, refiriéndose a las vocaciones sacerdotals.

El obispo Joan ha acabado distinguiendo ahora que llega la Navidad entre la alegría y la fiesta. “Las fiestas se pueden organizar, pero la alegría se tiene que alimentar, con iniciativa, imaginación y el alto don de Dios, la Fe”.