La Superiora General de las Hijas de Jesús, María Inez Furtado de Mendonça, visitó el mes pasado nuestra diócesis y nos respondió a estas preguntas. Os dejamos con sus reflexiones sobre el momento que vive la Iglesia y el futuro de su congregación.

¿Qué valoración hace de su visita a Lleida?

Respesta. Es la tercera vez que me acerco a Lleida. Me voy bien impresionada del proceso que las hermanas están viviendo en este lugar, principalmente porque las he encontrado más articuladas con otros organismos de asistencia social e integradas en la iglesia local. Somos conscientes que los retos que nos presenta la sociedad de hoy solamente pueden ser respondidos en colaboración con otros, cuando unimos nuestras posibilidades.

P. Su Congregación en Lleida hace una apuesta radical por acompañar a los más pobres, ¿cree que este debe ser el camino  a ser de la Iglesia en el siglo XXI?.

R. El camino de la Iglesia, es dar continuidad al camino de Jesús, por lo tanto en todo tiempo está llamada a acercarse más y más a los “últimos de la cola”,  a aquellos a quienes no llega “la posibilidad de vida”. Actualmente esta conciencia parece estar creciendo en la Iglesia. También en la Congregación hemos apostado siempre por acompañar a los más pobres. Trabajemos con quien trabajemos -sean más, o menos pobres- no podemos olvidarnos que ser Hija de Jesús es no perder la perspectiva que Él tuvo con relación a los menos favorecidos: “Tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber…”

P. Usted  que tiene una imagen global de la Iglesia, ¿cómo valora el proceso de secularización que vive Europa? ¿Cuál es la situación en el resto de los Continentes?

R. Es verdad que la secularización en varios países de Europa es más fuerte que en otros continentes, pero yo cuestiono un poco esta afirmación. Desde mi experiencia, en Europa existe sí anticlericalismo y rechazo a lo eclesial; pero está también fuerte y viva la dimensión  de solidaridad que es cristianismo, es herencia de las raíces cristianas de Europa. Esta puede ser una base muy válida para recuperar la hondura de fe de este pueblo. El modo como el papa Francisco propone la vivencia de la fe puede ayudar en ello.

P. ¿Cómo se puede transmitir en esta sociedad occidental secularizada la joya del Evangelio?

R. Lo primero es tomarnos en serio el Evangelio los que nos decimos cristianos y aprender a compartir, dialogar y actuar juntos en bien de nuestra sociedad. Me refiero a que hemos de aunar la diversidad -posturas, propuestas, religiones, culturas…- no podemos olvidar que el sueño de Dios es la fraternidad universal.

P. ¿Cómo valora la figura del Papa Francisco?

R. Él es el don que la Iglesia necesitaba hoy. Estoy convencida de que el Espíritu Santo siempre nos regala lo que, en cada tiempo, necesitamos para crecer y dar un paso más hacia la fraternidad universal a la que anteriormente me he referido. A los cristianos nos corresponde ser instrumentos de este Espíritu y este papa me parece que lo está haciendo con acierto, luz y sabiduría.

P.¿Cómo se imagina la Congregación de las Hijas de Jesús en la próxima década?

R. La veo menor y más cercana al Evangelio; aunque seamos menos podrá estar presente en muchos lugares pero con mayor integración y colaboración con quienes buscan hacer vida el Evangelio. La deseo cada vez más y más volcada hacia el bien de los demás.

P. ¿A qué retos y oportunidades se enfrenta la Congregación?

R. El reto que hemos asumido hace tres años es el de vivir la disponibilidad -nuestra vida es para ir- en compasión y pobreza para evangelizar al estilo de Jesús, con otros y con una atención especial a la juventud. En este camino, reconocemos como desafíos prioritarios hoy la familia, los migrantes y los alejados de la fe. Para ello estamos buscando nuevos modos de vivir en comunidad que nos ayuden a ampliar horizontes, a abrirnos a lo diferente y a estrenar caminos nuevos.