Las Misioneras Auxiliares de la Iglesia son una comunidad de mujeres, que han dado su vida al servicio de los demás. Allá por dónde han pasado, han dejado una huella que nadie puede borrar. Sea en la comunidad de Bolivia, en Barcelona o en Lleida.

Al acabar este año 2014, las tres misioneras que viven a la comunidad de la calle Canonge Brugulat, han decidido cerrar la casa donde han vivido los últimos cuarenta años. A partir de ahora continuarán una nueva etapa al servicio de los demás, pero desde un lugar diferente.

Son muchas las instituciones y personas que hemos disfrutado y aprendido de su actitud acogedora y servicial: en el barrio de Magraners, en los inicios de la Fundación Aspros, en la prisión, en el barrio del Secà de Sant Pere, en Bolivia, en los inicios de la escuela de Teología, o las jóvenes que se formaron en la escuela de oficios, sus vecinos, la Delegación de Misiones y cualquier persona o institución que buscaba un espacio para desarrollarse.

El día de Nuestra Señora de Esperanza compartimos la última celebración de la Eucaristía en su capilla, dando las gracias por tanta vida compartida. Nos acompañó el Obispo Joan y los padres Josep Anton Jové y Jesús Tarragona. El vicario general, Mn. Ramón Prat no pudo estar presente físicamente, pero sin duda estuvo con su pensamiento y su espíritu.

Una de las vecinas, en representación de los que queremos a las misioneras, leyó una carta dedicada a ellas. Hemos destacado un párrafo que resume el sentimiento de los que estábamos presentes:

"Las personas que hemos estado en contacto con vosotras, hemos adquirido unas enseñanzas que nunca podemos olvidar. Tenemos muchos recuerdos vuestros, muchas vivencias y sobre todo un ejemplo de caridad, de entrega a los demás que sólo Dios sabe, porque nosotros no sabemos ni la mitad de las cosas que hacéis. (...) Dios os premiará cuando lleguéis al cielo con las manos llenas de las buenas obras que habéis hecho, o con las manos vacías porque lo habéis dado todo".