Nació en Jijona. Era de una personalidad prodigiosa. Fraile próximo, cercano, jovial, humilde, pulcro, entrañable, nacido para ser amigo, para hacer amigos. Fue formador, superior y provincial. Educó en la bondad, gobernó desde la cercanía. Predicó mucho y bien, hasta tres sermones diarios. Se escondió en casa de mosén Terraza. El 25 de julio irrumpieron en su habitación cinco milicianos que, pistola en mano, le preguntaron si era sacerdote. El padre Tomás respondió rotundamente: “Sí, y provincial de los Mercedarios”; ante lo que ellos exclamaron: "¡Ah! ¿con que cura y fraile? Pues no hemos perdido el viaje, vente con nosotros”. Lo mataron al llegar a la escalinata de la catedral de Lleida.

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