El obispo emérito de Lleida Mons. Ramón Malla Call ha muerto la madrugada del 18 de abril, Viernes Santo, a la edad de 92 años. Quien protagonizó uno de los mandatos más largos de la historia de la Diócesis de Lleida, 31 años, será enterrado el próximo lunes de Pascua, 21 de abril, a las 11 de la mañana en la Catedral Nueva, donde recibirá

sepultura a los pies de la Capilla de la Virgen de Montserrat. La capilla ardiente ha quedado instalada en la Capilla del Santísimo de la misma catedral, donde los leridanos y feligreses pueden rendirle un último homenaje póstumo.

Mons. Malla había nacido en la Seu d'Urgell, el 4 de septiembre de 1922. Con trece años, entró en el Seminario de esta localidad, para continuar posteriormente en el de Barcelona, siendo ordenado sacerdote en Salamanca el 19 de septiembre de 1948 .

También estudió Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca y Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana de Roma. Pastoralmente colaboró en la Curia del Arzobispado de Barcelona, en la Secretaría para Religiosos y como capellán del hospital de la Esperanza, de Barcelona. También ejerció su ministerio sacerdotal en las parroquias de Molins de Rei, Capellades y Santa Engracia, en el barrio barcelonés de Verdún, antes de ser nombrado vicario general de la Diócesis de Urgell y Delegado Permanente de la Mitra por Andorra.

El 24 de julio de 1968, el Papa Pablo VI lo nombra obispo de Lleida, siendo ordenado por el Nuncio de la Santa Sede, Monseñor Luís Dadaglio, el 27 de octubre de 1968 en la Catedral Nueva de Lleida. Hasta esta fecha, la Diócesis de Lleida había permanecido un año y medio administrada por el Padre Amadeo Colom, nombrado vicario capitular para sustituir al anterior prelado, Mons. Aurelio del Pino.

El nombramiento de Mons. Ramón Malla fue el primero de una serie que vendrían después y que supuso que toda Cataluña fuera administrada por obispos del territorio. En Octubre de 1968, el obispo Malla inició una de las prelaturas más largas de la historia de la Diócesis, en la que casi se estrenó debiendo asumir temporalmente la gestión de la Diócesis de Urgell y el Coprincipado de Andorra, ya que entre junio de 1969 y enero de 1971 fue nombrado administrador apostólico.

Mons. Malla fue vocal de diferentes comisiones de la Conferencia Episcopal Española: Misiones y Relaciones entre las Iglesias; Mixta de Obispos y Superiores Mayores; Comité Jurídico; Junta de Asuntos Económicos, así como de la comisión mixta de Obispos e Institutos Seculares. También presidió la Comisión Interdiocesana de Economía de la Conferencia Episcopal Tarraconense.

De estos 31 años de episcopado, cabe destacar ya desde el inicio de su servicio pastoral, su impulso para aplicar las líneas marcadas por el Concilio Vaticano II, que tuvo un momento especial en la Diócesis de Lleida con la Semana de pastoral. Desde el 25 al 30 de enero de 1970, la mayoría de sacerdotes y religiosos de la diócesis y más de mil laicos que habían vivido intensamente la etapa conciliar participaron en este encuentro que se realizó en el Colegio Episcopal, dirigida por el canónigo francés Fernand Boulard y organizada por el vicario episcopal de Pastoral, Padre Mario Rodrigo.

Para preparar esta semana se enviaron 70.000 encuestas a las parroquias y centros de culto del Obispado donde se planteaban entre otros temas: la participación laical, la conveniencia de los consejos pastorales, la justa aplicación pastoral de los bienes de la Iglesia, la liturgia y los sacramentos, la educación y la catequesis, así como la conciencia de las familias leridanas hacia la mejora de la sociedad en que vivían.

Otro acontecimiento importante en el episcopado de Mons. Malla fue la celebración de la Semana de Evangelización, que partió con el deseo de conocer y profundizar en el contenido de la exhortación apostólica de Pablo VI "Evangelii Nuntiandi". Se desarrolló del 14 al 20 de abril de 1986 en el Colegio Episcopal. Fue como una segunda edición de la Semana de Pastoral, sin tanto eco público y más centrada en la evangelización, pero con una gran capacidad de movilización.

El fruto más importante fue dar un impulso definitivo a la formación del Consejo Pastoral Diocesano, que debía coronar con la creación de los consejos parroquiales y arciprestales.

El obispo Malla también promovió la activa participación de la diócesis de Lleida en el Concilio Provincial Tarraconense, que se celebró de enero a junio de 1995, y donde tuvo un papel destacado el teólogo leridano y actual vicario general, Mn. Ramon Prat, redactor de la primera ponencia. En cuanto al Obispado de Lleida, el resultado del Concilio fue la elaboración del Plan Pastoral de la Diócesis para los años 1997-2000, donde se proponía la aplicación del Concilio Provincial Tarraconense.

Otro de los aspectos a destacar en el ministerio pastoral del obispo Malla fue la voluntad  que todas las Comunidades de religiosos tuvieran una parroquia. Durante su episcopado se construyeron hasta diez nuevas parroquias-Ntra. Señora del Pilar, Ntra. Sra. de la Merced, Sagrada Familia, Santa María de Gardeny, San Agustín, San Andrés, San Ignacio de Loyola, Santiago, San José Obrero y Virgen de los Pobres-, se rehabilitó el Oratorio de la Virgen Blanca, la Casa de Miravall, en Juneda, finalizaron las obras del Colegio Episcopal, se habilitó provisionalmente el Museo Diocesano, y se construyó el Monasterio de las Carmelitas Descalzas y la nueva Casa Sacerdotal.

Hay que decir que la Diócesis de Lleida también vivió situaciones complejas durante estos años, como la problemática de las propiedades de los Canónigos en Montagut y la partición de la diócesis leridana con el paso de parte de la diócesis a la de Barbastro-Monzón.

Otras actuaciones que hay que atribuir a la gestión del obispo Malla son la venta del Antiguo Seminario para ubicar la sede de la Universidad de Lleida, la reconversión de la antigua Casa Sacerdotal en Seminario Diocesano, la reestructuración de la Escuela Diocesana de Teología y la constitución del Instituto Superior de Ciencias Religiosas-IREL.

Cabe decir que durante su pontificado realizado cinco veces la visita pastoral a todas las parroquias y entidades de la Diócesis. Finalmente, el 19 de diciembre de 1999, el obispo Malla pasó el testigo de la diócesis al nuevo obispo de Lleida, Mons. Francesc Xavier Ciuraneta, después de más de dos años de haber presentado la renuncia al Papa por razones de edad.

En los último años de su, vida el obispo Ramón Malla, ha vivido retirado en la casa Sacerdotal de Lleida con una hermana suya, y cuidado por las religiosas que han cuidado de él y de todos los sacerdotes residentes de esta casa sacerdotal. También ha estado acompañado por Mn. Vicente Ros, que fue su secretario lo largo de sus 31 años de ministerio pastoral.

Monseñor Ramón Malla Calla, descanse en paz!


Delegación de Comunicación. Obispado de Lleida