El pasado jueves 15 de marzo la profesora de ética de la Universidad de Barcelona, ​​Begoña Roman, impartió la conferencia 'El cuerpo en la tradición filosófica' en el marco del ciclo de conferencias del IREL al IEI. 

Begoña Roman recordó que la filosofía griega consideraba el cuerpo una tumba. "El cuerpo depende de la sensibilidad y es lo que impide el que el alma quisiera hacer decían los griegos", dijo Roman.

"Los griegos tenían una visión negativa de la pasión porque hace vulnerable el cuerpo", explicó. Roman destacó que "los filósofos griegos, si el cuerpo tiene algún poder, es un poder negativo porque nos puede arrastrar con sus leyes, como el deseo".

La profesora de ética destacó que Aristóteles cambia esta visión del cuerpo. "Según él, el cuerpo no es todo contingente, el cuerpo te identifica", explicó. "Para Aristóteles, la virtud moral es el término medio, que son dos vicios". "El fin último de la vida es estar bien, porque soy bueno decía Aristóteles", explicó Roman. Y con Epicuro, "el cuerpo ya no es una jaula, el cuerpo nos constituye". Entonces, "la verdadera felicidad es el placer y evitar el dolor", según Roman.

 "El problema del cuerpo es el deseo '. En este sentido," hay deseos naturales pero no necesarios ", explicó. La profesora Roman recordó que los griegos distinguen entre el término vida orgánica (zoe) y cuerpo con conciencia (bios ). Según Epicuro es importante encontrar un criterio por las leyes del cuerpo, dijo Roman. "Tú decides si este deseo te lleva a tu proyecto de vida", dijo. La ponente destacó que hay deseos creados y debemos ser conscientes si realmente es lo que queremos. Por eso Roman destacó que Epicuro "es reconcilia con el cuerpo".

A continuación, la profesora Roman explicó que en la Edad Media "el cuerpo se ve como una carga y se implica a la sexualidad". Hay que llegar hasta Descartes para llegar a la definición del cuerpo como "una máquina". En este sentido, Descartes planteó "soy una persona que piensa, soy algo que siente y que imagina". Posteriormente, Espinoza llegó a la conclusión de que "tanto está mal negar el cuerpo, como darle la primacía".

Begoña Roman destacó que es Karl Marx quien piensa el cuerpo y para ello debe pensar el tiempo para que el cuerpo "es lo que nota el paso del tiempo". Más tarde, Schopenhauer y Nietzsche pusieron en el centro de su teoría la voluntad, según Roman. "No hay que entender el cuerpo sino que se puede modelar", dijo. Según la conferenciante, posteriormente los fenomenologistes afirmaron que "no tengo cuerpo, soy cuerpo".

Roman resaltó que los alemanes tienen una palabra por el cuerpo biológico y otra por el cuerpo experimentado. "La ciencia quiere entender y contestar el porqué, y las ciencias sociales trabajan el cuerpo, quieren comprender el particular", dijo. Roman destacó que tradicionalmente "los médicos no deben dado salud, han recuperado la salud, en cambio la medicina actual produce salud". "Cuando sabías de tu dependencia del cuerpo, sabías que era ley de vida envejecer", dijo. Además, destacó que "la sociedad del bienestar genera malestar porque cree que el envejecimiento puede recuperar la ciencia". "Queremos una sociedad indolora", resaltó Roman.

La profesora destacó el papel de las mujeres en la filosofía que empiezan a pensar el cuerpo desde su punto de vista. Por último, abordó el transhumanismo, una corriente interesado en aplicar la neurociencia al cuerpo humano. "El transhumanismo considera que el cuerpo humano se puede mejorar, no sólo para erradicar enfermedades, sino que se puede matar la muerte". "Si cada vez sabemos tunear mejor el cuerpo, sabremos vivir inmortales y perfectos según los transhumanista, dijo Roman.

 Para rebatir esta idea Begoña Roman destacó que "el cuerpo es un organismo y el organismo no es la mera suma de las partes". "La naturaleza ha creado un cuerpo que genera libertad, yo sería muy cautelosa de mejorar el cuerpo, porque esto puede impedir nuestra libertad", dijo. "Que sería de la condición humana, si nosotros no somos capaces de relacionarnos con el cuerpo desde una ética del cuidado que implica la comprensión de algo enigmática, que es el cuerpo animado", dijo.

Y para concluir que "si nosotros olvidamos esta dimensión física y corporal y la reducimos a mera genética y mero objeto, creo que habremos perdido una parte importante de humanidad, habiendo pensado mal el cuerpo".