Captar nuevos voluntarios, mejorar su formación, aumentar las acciones de sensibilización, de denuncia de las desigualdades e injusticia e intensificar el trabajo en red para conseguir más eficacia son las principales prioridades de Cáritas de Lleida por los próximos tres años, según aprobó el sábado 14 de diciembre su asamblea diocesana.

Los responsables de Cáritas Diocesana de Lleida presentaron el balance de gestión de los últimos tres años y los objetivos para los próximos en un encuentro que reunió los delegados de las cáritas parroquiales (CP) en el local social de la plaza Sant Josep y a la cual también asistió el obispo Joan.

Josep Fernández, secretario general de Cáritas y director de la Fundación Jaume Rubió i Rubió, informó que en los últimos tres años se han atendido a 14.573 personas a través de alguno de los 15 programas en los cuales se ha trabajado. Esta función lo ha hecho gracias a la colaboración de más de 600 voluntarios (se ha pasado de 620 a 680 en tres años), y a 14 trabajadores.

Cáritas, que en la actualidad tiene 344 socios, 37 más que el 2007, participa en dos comisiones: la de Alimentos, colaborando en la recogida y coordinación con el Banc dels Aliments, y la de Denuncia, y forma parte de dos redes: la de Entidades Cristianas de Acción Caritativa y Social y la de Entidades de Atención a las Necesidades Básicas.

En total, Cáritas ha gestionado en el último trienio 2.081.705,29 euros, de los cuales el 47% fueron al capítulo de personal y el 53 a programas de atención.

La asamblea también renovó parte de los miembros del consejo. Encarna Torrelles, de la CP Sant Jaume, Conxita Llonc, de la CP de la Unidad Pastoral Santa Maria Magdalena-Lo Pilar, y Conrad Farré, de CP del Pont de Suert, dejaron su lugar a M. Teresa Betriu, de la CP Artesa de Lleida; Adelina Gay, de la CP del Pont de Suert, y M. Carme Blanch, de Lleida. Por su parte, Dolors Cabello, de la CP de Alcarràs, renovó por otro mandato.

Una vez renovado parte del consejo, el director de Cáritas, Ramon Baró, explicó como se había planificado el trabajo en grupos, que era de donde habían salido las prioridades y orientaciones que iba a someter a la aprobación de la asamblea.

Según Baró, Cáritas marcaba once retos, que iban desde un acompañamiento con más continuidad de las personas que se atienen, hasta ir más allá de la tarea asistencial, pasando para tomar conciencia de los límites que tenemos y saber priorizar las atenciones.

De todo este trabajo era de donde salían unas prioridades como potenciar el voluntariado con la captación de nuevos miembros, especialmente entre jóvenes, inmigrantes y personas que habían sido atendidas dentro de Cáritas. La segunda línea de trabajo implicaba aumentar las acciones de sensibilización y denuncia de las situaciones de desigualdad, injusticia y pérdida de derechos acentuadas por la crisis. La tercera de las prioridades de Cáritas para el próximo trienio era intensificar el trabajo en red, para que llegue a todos los niveles dentro de Cáritas, priorizando la eficacia, la complementariedad y la subsidiariedad.

La asamblea finalizó con unas palabras del obispo Joan, el cual manifestar que estaba contento, porque veía que “la Iglesia de Lleida tiene mucha vida”, y agradeció a los voluntarios su esfuerzo, alentándolos a seguir adelante y a no desfallecer por la carencia de jóvenes. “No os preocupáis. Somos los que somos, pero esto sale adelante”, dijo, para recordar las palabras de Jesús, cuando aconsejaba que la manera de hacer algo importando en la Iglesia era dedicándonos a servir a nuestro hermano.

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