Mn. Gerardo Soler sigue hablándonos de los Laudes en su colaboracion semanal de la sección Liturgia Viva.

Podéis leer el artículo a continuación o descargarlo del documento adjunto.

DOMINGO XII  del tiempo ordinario (B)

(Domingo de la tempestad calmada)

c) Los Laudes hacen memoria de la resurrección del Señor

          "Esta Hora, que se tiene con la primera luz del día, trae, además, a la memoria el recuerdo de la resurrección del Señor Jesús, que es la luz verdadera que ilumina a todos los hombres (Jn 1,9) y "el sol de justicia" (Mal 4,2), "que nace de lo alto" (Lc 1,78). Así se comprende bien la advertencia de San Cipriano: "Se hará oración a la mañana para celebrar la Resurrección del Señor con la oración matutina" (OGLH 38b).

          La luz del nuevo día no sólo disipa las tinieblas, que significan la ignorancia y el pecado, sino que es epifanía de Cristo Resucitado, el Esposo que sale del tálamo (Sal 19,6), el "Primogénito de entre los muertos" (Col 1,15.18; Ap 1,5; Rom 8,29), "primicias de una nueva humanidad" (1 Cor 15,20). Temas que encontramos y celebramos en la Vigila pascual, Navidad, Epifanía.

          Dios es Luz y fuente de toda claridad: "Humildemente te pedimos, a ti, Señor, que eres la luz verdadera y la fuente misma de toda luz, que meditando fielmente tu ley, vivamos siempre en tu claridad" (Oración, jueves II).

          "Dios omnipotente y eterno, luz resplandeciente y día sin ocaso, al volver a comenzar un nuevo día, te pedimos que nos visites con el esplendor de tu luz y disipes así las tinieblas de nuestros pecados" (Oración, sábado IV).

          Cristo, la Palabra eterna del Padre, es la luz de los hombres: "Oh Dios, que has iluminado las tinieblas de nuestra ignorancia con la luz de tu Palabra, acrecienta en nosotros la fe que tú mismo nos has dado; que ninguna tentación pueda nunca destruir el ardor de la fe y de la caridad que tu gracia ha encendido en nuestro espíritu" (Oración, viernes I).

          "Dios todopoderoso y eterno: a los pueblos que viven en tinieblas y en sombra de muerte, ilumínalos con tu luz, ya que con ella nos ha visitado el Sol que nace de lo alto, Jesucristo, nuestro Señor" (Oración, jueves III).

          "Dios todopoderoso y eterno, humildemente acudimos a ti al comenzar el día, a media jornada y al atardecer, para pedirte que, alejando de nosotros las tinieblas del pecado, nos hagas alcanzar la luz verdadera que es Cristo" (Oración, jueves I). 

          Jesucristo Resucitado es la Luz que ilumina: "Señor Jesucristo, luz verdadera que alumbras a todo hombre y le muestras el camino de la salvación, concédenos la abundancia de tu fuerza, para que preparemos delante de ti caminos de justicia y de paz" (Oración, martes II). 

          "Te pedimos, Señor, que la claridad de la resurrección de tu Hijo ilumine las dificultades de nuestra vida; que no temamos ante la oscuridad de la muerte y podamos llegar un día a la luz que no tiene fin" (Oración, sábado I). 

          Jesucristo Resucitado Luz que disipa las tinieblas de la ignorancia y del pecado: "Escucha, Señor, nuestras súplicas matinales y, con la luz de tu misericordia, alumbra la oscuridad de nuestro corazón: que los que hemos sido iluminados por tu claridad no andemos nunca tras las obras de las tinieblas" (Oración, martes I). 

          "Ilumina, Señor, nuestros corazones y fortalece nuestras voluntades, para que sigamos siempre el camino de tus mandatos, reconociéndote como nuestro guía y maestro" (oración, viernes III). 

          "Señor, infunde en nuestras almas la claridad de tu luz, y, pues con tu sabiduría nos has creado y con tu providencia nos gobiernas, haz que nuestro vivir y nuestro obrar estén del todo consagrados a ti" (Oración, miércoles III).

Mn. Gerardo Soler

Liturgia viva. Liturgia de las Horas, 21-6-15

 

AdjuntoTamaño
Icono PDF Test en català.pdf78.35 KB
Icono PDF Texto en castellano.pdf80.08 KB