El 2 de octubre de 1932 se incorporó a Zaragoza para cumplir el servicio militar obligatorio. El ambiente del cuartel le resultó muy desagradable y la mili, larga y dura. Sólo le quedaban dos oasis en los que refrescarse espiritualmente: la acogida diaria con los Hermanos de la comunidad marista y el gozo de cobijarse en el santuario de la Virgen del Pilar. En la milicia, contrajo una grave enfermedad: el 'mal de Pott', de consecuencias decisivas para él.

Podéis leer su biografía.

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