Angelina Prenafeta, directora del Centro de Orientación Familiar, ha inaugurado el ciclo formativo para los fieles de la Unidad Pastoral de las parroquias de Pilar y Santa María Magdalena, con la conferencia El acompañamiento espiritual de los enfermos.

Este ciclo quiere hacer hincapié en un proceso continuo de formación y no en un hecho puntual, tal como nos lo explican en esta crónica desde la Unidad Pastoral. 

Urgencia y necesidad de la formación cristiana

Estad siempre a punto para dar una respuesta a todo el mundo que os pida la razón de vuestra esperanza (1Pe. 3,15). Esta fue la invitación del Apóstol San Pedro a los primeros cristianos que se movían entonces en un mundo pagano y hostil; un mundo parecido al nuestro, en el cual –a pesar de todo aquello que recibió del cristianismo a lo largo de los siglos y sigue recibiendo todavía hoy – florecen nuevas formas de paganismo y secularismo.

Como respuesta a esta situación y a aquella invitación del Apóstol, la Unidad Pastoral de Pilar y de Santa María Magdalena, consciente de la necesidad y urgencia de la formación de los fieles en el contexto actual, quiere hacer hincapié durante este curso sobre la formación, no como momentos puntuales sino como un proceso continuo.

La primera de estas formaciones tuvo lugar el el pasado viernes, día 30 de , en la sala de conferencias de la iglesia de la Magdalena, con el tema: El acompañamiento espiritual de los enfermos.

Aquella formación que estuvo a cargo de Angelina Prenafeta y dirigida principalmente a los agentes de la pastoral de los enfermos, congregó un numeroso grupo de fieles de las dos parroquias los cuales, dado el interés del tema y la riqueza de su contenido, estuvieron totalmente entregados y atentos durante la hora y cuarto que duró la formación. Todos juntos aprendimos mucho. 

Al final de la sesión, el rector, Mn. Robert Louan nos invitó a continuar participando de todas las formaciones que se nos ofrecerá durante este curso para alimentar nuestra fe, enriquecer nuestro conocimiento y prepararnos ante los retos nuevos que nos plantea el nuevo contexto social, cultural y religioso en el cual nos ha tocado vivir. Mn. Robert acabó con este llamamiento: “Suscitamos en nosotros mismos la sed de aprender y de conocer más y más a Cristo para amarle más y servirle mejor”.