Al poco tiempo de comenzar su vida docente se manifestó en él una grave dolencia cardiaca. El diagnóstico facultativo fue lacerante y drástico: «A lo más, viviría seis meses.» En la enfermería de Les Avellanes iría descubriendo lo que Dios quería para él. “Siempre sonriente, resignado, consciente de la gravedad de su estado. Era encantador”.

Podéis leer su biografía.

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