Con la voluntad de proteger, defender y garantizar la preservación del patrimonio cultural y eclesiástico de Aitona, el gobierno municipal aprobó en sesión plenaria la petición al Consejo Comarcal del Segrià para que declare la casa y la cueva del Padre Palau como Bienes Culturales de Interés Local.

La alcaldesa de Aitona, Rosa Pujol, aseguró que "la figura del Beato Francisco Palau es un activo religioso de gran valor para el pueblo, por eso es fundamental que su legado, que tan bien han sabido conservar las hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas, alcance esta categoría de protección del patrimonio cultural catalán".

Francisco Palau Quer, hijo de Aitona que nació el 29 de diciembre de 1811, alcanzó una gran trayectoria eclesiástica como misionero, apóstol y fundador de las Congregaciones de los Carmelitas Descalzos Terciarios, que posteriormente dieron origen a las Hermanas Carmelitas Misioneras y a las Carmelitas Misioneras Teresianas. Junto con Santa Teresa Jornet y el Beato Josep Camí, también nacidos en Aitona, el Beato Francesc Palau Quer representa una de las figuras religiosas más relevantes del Segrià. Es, por ello, que el consistorio municipal pide un reconocimiento más para honrar su obra declarando su casa y la cueva como Bienes Culturales de Interés Local.

El Ayuntamiento de Aitona también quiere poner de manifiesto su agradecimiento a las Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas, ya que tienen a su cargo el cuidado y conservación de la casa natal del Padre Palau, una edificación sencilla de principios del siglo XIX. Esta comunidad religiosa restauró el inmueble y lo transformó en una casa-museo apta para la visita de todas aquellas personas interesadas en conocer la figura del Padre Palau. De esta manera, y en palabras de Pujol, "la excelente tarea de la congregación ha permitido transmitir los valores del Beato Francesc Palau, y también ha facilitado que vecinos, visitantes e instituciones reconozcan su obra".

Las Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas también cuidan de la cueva situada en las afueras del pueblo, un lugar en el que Francesc Palau vivía muchos momentos de reflexión y retirada espiritual. La cueva es el espacio más antiguo de todo el recinto de la congregación y consiste en el cierre perimetral de un entrante natural rocoso al pie de una ladera. El Plan especial urbanístico en el ámbito de la cueva del Padre Palau y el entorno de la ermita de San Juan de Carratalá de Aitona, aprobado definitivamente por la Comisión Territorial de Urbanismo y publicado en el DOGC, ya estableció que debe reconocerse y protegerse este espacio dentro de la categoría de Bien Cultural de Interés Local. Por ello, el consistorio de Aitona traslada la propuesta al Consejo Comarcal del Segrià para que dé respuesta al alto interés generado por este lugar.