Con motivo del traspaso del sacerdote diocesano Sebastià Aldomà, que ha ejercido su ministerio en Cali (Colombia) desde hace más de medio siglo, hemos recuperado en su honor y en el de los otros padres que han hecho el mismo camino un artículo del vicario de pastoral, Mn. Josep Anton Jové

, escrito en marzo de 2011, a raíz del viaje que hizo acompañando al obispo de Lleida, Mons. Joan Piris, por tierras colombianas, para conmemorar los 50 años de cooperación de la Iglesia de Lleida con la de Cali.

Os adjuntamos el artículo y lo ilustramos con otras fotografías del momento en las que Mn. Aldomá y los sacerdotes leridanos Ramón Abella, Manuel Coll y Joan Miquel Martínez son los protagonistas.

 

50 Años de cooperación de la Iglesia de Lleida con la Iglesia de Cali

Impresiones de un viaje a Cali  (19-31 marzo 2011)

 

La diócesis de Cali invitó al Obispo de Lleida, Joan Piris, a la celebración de los 50 años de cooperación sacerdotal, de la diócesis de Lleida con Cali, para agradecerle la ayuda que durante 50 años la iglesia de Lleida ha prestado a la iglesia de Cali y para dar gracias a Dios conjuntamente, por esta cooperación.

El Obispo aceptó y fue acompañado por el Vicario Episcopal de Pastoral, Josep Anton Jové. El viaje duró desde el 19 al 31 del pasado mes de marzo.

En 1950, el Papa Pío XII había insinuado a los obispos españoles, dado la afinidad de sangre, de lengua, de fe y  teniendo en cuenta la abundancia de sacerdotes que había en España en aquel momento, la posibilidad de enviar sacerdotes españoles al continente hispanoamericano. Como respuesta el episcopado español creó la OCSHA (Obra de Cooperación Sacerdotal Hispano Americana).

En aquella época los Seminarios españoles vivían intensamente el espíritu misionero. Y, este espíritu misionero que tenían los seminaristas de Lleida, fue el que impulsó a D. Aurelio del Pino Gómez, entonces obispo de Lleida, a enviar sacerdotes a hispano-américa.

El 9 de marzo de 1961: los sacerdotes Sebastià Aldomà, Ramon Abella y Manuel Coll, pisaron por 1 ª vez las tierras de Cali (Colombia). Iban enviados por la diócesis de Lleida, en pleno, como lo decía el obispo Aurelio del Pino Gómez, en estos términos: "No son tres. Es la diócesis de Lleida que, por ellos tres, para empezar, se asoma con inquietud apostólica, codo a codo, con otras diócesis de España, a las tierras hermanas de América. El clero de Lleida empezó a tomar parte en esta empresa católica y apostólica que la Iglesia señala en y que, desde hace muchos años estaba esperando "

En años posteriores, otros sacerdotes se añadirían a esta misión apostólica

  • El 3 de febrero de 1963: Ventura Pelegrí, Rufino Farràs y Antoni Jové.
  • El 24 de agosto de 1964: Amadeo Carrera y Joaquín Guiral
  • El 21 de septiembre de 1965: Sebastián Sala, Joan Boldú y Joan Salvadó
  • El 8 de marzo de 1991: Joan Miquel Martínez.

En la actualidad aún están presentes los componentes del 1er. equipo y Joan Miquel, del último. Otros ya han muerto o volvieron por motivos personales o de salud.

Hemos podido comprobar "in situ" el gran cariño y admiración que, toda la iglesia de Cali: Arzobispos, obispos, sacerdotes y laicos, han tenido y tienen a los sacerdotes leridanos.

Hemos podido valorar personalmente el trabajo abnegado, silencioso y continuado que ellos han hecho a lo largo de todos los años, en todos los campos de la pastoral y en todas las parroquias a ellos encomendadas.

Los movimientos laicales, sobre todo los cursillos de cristiandad, fueron impulsados ​​por Mn Abella; la catequesis de 1 ª comunión y confirmación fue guiada por los libros escritos por Mn. Jové; los grupos universitarios, acompañados por Mn. Pelegri; la pastoral educativa recibió siempre el apoyo y acompañamiento de Mn. Abella y Mn. Joan Miquel; de la preocupación social, lo atestiguan la guardería de Siloé y la granja-escuela de Miravalle (cuya alma es Mn. Sebastián Aldomà); las construcciones y la pastoral rural intensa de Mn. Salvadó y Mn. Boldú; la pastoral vocacional y litúrgica, en la que trabajó Mn. Coll;  y el trato reposado y tranquilo de Mn. Amadeo, por las calles del barrio de Siloé, etc. son motivo del recuerdo y agradecimiento de las parroquias donde han estado.

Los actos más importantes han sido:

  • La Eucaristía en la parroquia de Ntra. Sra. de Chiquinquirá, en el barrio de Siloé (1er destino que tuvo el primer equipo, al llegar a Cali).
  • La Eucaristía en la parroquia del Niño Dios de Belén (1er templo construido por ellos) donde se descubrió una placa conmemorativa.

En ambas celebraciones los templos estaban llenos a rebosar, participando, cantando y agradeciendo a Dios la presencia de los primeros sacerdotes que tuvieron hace 50 años. El canto final a la Virgen fue el "Virolai". Impresionante y emotivo.

  • La Eucaristía concelebrada por los 2 arzobispos y el obispo auxiliar de Cali, el obispo de Lleida y los 5 sacerdotes leridanos junto con unos 50 sacerdotes de Cali en la capilla de la Merced, una de las más antiguas, fue el momento culminante de esta celebración. En la homilía el Sr. Arzobispo agradeció públicamente y con emoción, en nombre de toda la iglesia de Cali, la generosidad que la diócesis de Lleida ha tenido durante estos 50 años.
  • La bendición de unas nuevas instalaciones construidas en la granja-escuela de Miravalle para actividades apostólicas.
  • El almuerzo-homenaje, que los dirigentes cursillistas, nos obsequiaron agradeciendo el servicio de los sacerdotes leridanos y la cooperación recibida por parte de la diócesis.
  • La oración y visita al cementerio donde reposan los restos de Mn. Jové y Mn. Salvadó.

Impresionante el impacto que han dejado todos los sacerdotes leridanos, tanto en la gente sencilla como en el clero de aquellas tierras Todos ellos han sido testigos de Jesús y de la formación espiritual y misionera que recibieron en nuestro Seminario.

Demos  gracias a Dios.

Josep A. Jové

Tenéis más fotos en este enlace.